Opiniones

Alfonso Callejero. El ruido

No me gustan las políticas de derechas, no creo en el liberalismo, no comparto los pensamientos monolíticos, discrepo con los sumisos, me enervan los privilegios.
Pero ante todo, creo en las personas y en su capacidad de exponer sus argumentos, de debatir, de razonar, de explicar su posición y por ello hago mía la frase de Voltaire; "No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

Porque un debate no debería ser un corral de gallinas o una demostración de egos. No debatimos para ver quién "la tiene más larga", Sino para que en el intercambio de opiniones, desde el respeto y la educación, conocer cuál es el punto de los demás y así progresar en nuestro razonamiento; desde las dudas que nos pueden plantear y desde la capacidad de usar nuestros argumentos.

Por ello, considero que los debates o las exposiciones públicas, sean las que sean, basadas en la descalificación, las gracietas, los argumentos subjetivos o en cuestiones ajenas al tema a tratar, no sólo invalidan a quien los usa, sino que retrata la ausencia de criterio y de puntos en los que apoyar sus tesis.

Tal vez sea que estamos demasiado acostumbrados a los gritos, al esperpento mediático o a las voces de coral que adornan los sainetes televisivos. Pero deberíamos dejar de alimentar el ruido y desde el sosiego, aprender a debatir con la razón que cada uno pueda tener.

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