José Alberto Pellicer
Lo que a continuación viene es cierto, verídico y comprobable.
Hace un tiempo solicité a la gerencia territorial del catastro que un trastero que había comprado figurase a mi nombre porque el recibo de la contribución se lo estaban pasando a otra persona. Envié la documentación correspondiente y el modelo de impreso que me dijeron.
Unos meses después recibo una carta en la que se escribe textualmente:
“… aporte la documentación que a continuación se relaciona:
El inmueble de referencia figura catastrado a nombre de Hros de …., dado trámite de audiencia para que presente alegaciones o documentación al respecto.
Debería asegurarse del cargo que le corresponde a la finca que figura en la escritura aportada, por ejemplo: cargo 10 de la misma referencia, es el trastero -1/ 05 , pero figura a nombre de (aquí dos nombres con sus apellidos) ??????”
Los seis interrogantes estaban incluidos en el texto. Y si no presento la documentación en un plazo de diez días amenaza de multa de hasta 6.000 euros.
Presto corrí hasta la oficina de recaudación de tributos para que me interpretasen la documentación que debía aportar, porque ya me veía fuera de la ley. De las dos personas que había una me atendió muy servicialmente, leyó y me miró sin saber qué decirme, si la enhorabuena porque había ganado el Barsa 5-0 o si debía buscar un refugio anti aéreo. Miraba a su compañero para ver si le sacaba alguna duda, pero éste miraba al ordenador fijamente como el estudiante que no quiere cruzarse con la mirada del profesor para que no le pregunte la lección. Sólo pudo darme un número de teléfono.
Me fui hasta la oficina de Hacienda. También amabilidad, pero la mirada que me dirigió la funcionaria fue de desesperanza y solidaridad. Pude leer en sus ojos ¿qué has hecho? Antes de que abriera la boca le contesté, no he asaltado ningún banco, sólo quería pagar mis impuestos.
Me dio el mismo número de teléfono que me habían dado en la anterior oficina y me despidió con una mirada en la que pude leer “pobre hombre, dónde te has metido”.
Luego en la calle vi mucha, mucha, mucha Guardia Civil. Van a por mí, me dije, así que corrí hasta casa para llamar urgentemente al número de teléfono que me habían dado.
Llamé al teléfono y me dijeron, ah, eso nada, que mandes una fotocopia de las escrituras.
¿Y por qué no me enseñarían en escolapios que “El inmueble… ??????” quería decir que hiciera una fotocopia de las escrituras?
Justo acabo de preparar la documentación y suena el timbre de mi casa. Ya está la Guardia Civil. ¿Quién es? pregunto. Que venimos a cantar villancicos. Pero si la Navidad ya ha acabado. Pero estos son los villancicos de Año Nuevo. Estamos a 13 de enero. Lo único que termina de explicar todo es que los niños son musulmanes.
Me han cambiado el mundo.
