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José Alberto Pellicer
Poco antes de la última guerra civil española, ha habido unas cuantas, se podía leer en muchas paredes “no a la pena de muerte” firmado por partidos y sindicatos de izquierda. Luego llegó la guerra civil y se declaró barra libre para matar por parte de todos a todos.
Si se era de derechas, le mataban los de izquierdas y si se era de izquierdas los de derechas. El sinsentido de los enfrentamientos. Quienes llenos de razón y de ética habían firmado “no a la pena de muerte” emborronaban con sangre sus reivindicaciones.
Vaya por delante que me considero una persona de izquierdas.
Cada vez que pasaba por delante de la iglesia y veía la relación de fusilados, pensaba, esto lo hicieron los míos y me exigía a mi mismo que en ninguna circunstancia se debía volver a repetir y que mi prédica debería ir destinada a que nadie en nombre de nada matase a nadie.
Ahora se han borrado los nombres de los fusilados como si quisiéramos limpiar nuestra conciencia. No habrá fusilados porque no habrá lista en la pared de la iglesia.
Mi conciencia histórica no está limpia. Querría que a la lista existente de fusilados de la derecha, mezclados, sin distinguir entre rojos y nacionales, se incluyeran los fusilados republicanos para que todos sintiéramos vergüenza al pasar ante los muertos por la violencia y no volviéramos a repetir este triste bochorno.
Aunque ya no figuren los nombres, mi memoria seguirá recordando que “eso lo hicieron los míos”.