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Estatut y Constitución
El estatuto catalán ha creado y, sin duda continuara creando, múltiples problemas, ya que puede decirse que esta ley autonómica nació viciada en origen. Como es sabido, Rodríguez Zapatero, en un arranque peculiar suyo de querer complacer a todo el mundo –principalmente a sus correligionarios y afines- dijo a dirigentes de la Generalitat algo así como “mandadme cualquier texto que yo lo apoyaré”… Si ese no fue el origen de los problemas relacionados con el Estatut, no cabe la menor duda de que contribuyó considerablemente a agravar la situación.
Los catalanes-catalanistas (recuérdese que hay muchos catalanes que no lo son) están muy enfadados –en realidad cabreados- porque pese a la promesa de ZP, que fue cumplida por él, el Estatut dimanante de la sentencia del Constitucional lo consideran mezquino e inaceptable, hasta el extremo de que, como reacción al texto aprobado por el Constitucional, han comenzado a pregonar sus deseos independentistas… Su argumento a favor del texto inicial es que fue aprobado en referéndum, en el Parlamen y por el Congreso de Diputados.
Esta argumentación más que sorprendente parece pueril, ya que si lo aprobado en esas tres instancias es contrario a la Carta Magna, lógicamente es totalmente nulo, porque, si no, ¿para que está el Tribunal Constitucional…?