Opiniones

Raúl Vallés

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Toros y política

La prohibición de las corridas de toros en Cataluña ha creado una fuerte y apasionada confrontación entre partidarios y contrarios de lo que se conoce como Fiesta (nacional o no). Que el Parlamen haya dedicado tiempo y dinero para impulsar esta ley autonómica, no deja de sorprender, ya que Barcelona cuenta con dos plazas de toros y ha tenido dos famosos toreros catalanes.
Las corridas de toros no surgieron en España, sino que se remontan siglos atrás, si bien con otro fin y denominación. El correr y cazar toros debió de convertirse en festejo durante la redacción de  los viejos cantares de gesta (s. XII) y la primera Crónica General de Alfonso X el Sabio (1256) en que se prosificaron aquellos cantares. En la última Crónica aparece la mención de la fiesta.
Posteriormente se menciona a la fiesta taurina en documentos históricos y literarios. En 1563, el papa Pío V fulminó contra la fiesta su bula, pero mientras Felipe  II gestionaba en Roma su derogación, siguieron celebrándose corridas hasta que Gregorio XIII  las autorizó en 1575. El toreo en esa época era siempre a caballo.  El verdadero arte del toreo en España comenzó con Francisco Romero, Joaquín Rodríguez (Costillares) y José Delgado (Pepe-Hillo).
¿Cuál puede ser la sinrazón de que los políticos del Tripartito  catalán hayan decidido movilizarse contra  las corridas de toros? La motivación es claramente política, y su leit motiv, la singularización: quieren que Cataluña sea distinta: una nación aparte, soberana, grandiosa y casi universal...

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