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El resultado de las primarias en Madrid ha sido muy aleccionador: Trinidad Jiménez, la candidata favorita, apoyada por la cumbre y aireada por los medios oficiales, ha sido derrotada por Gómez, el presidente de la Unión Socialista de Madrid, que osó enfrentarse al Gran Manitú del socialismo español, José Luís Rodríguez Zapatero (ZP para los amigos…).
En condiciones normales, es decir, sin el apoyo partidista que Trinidad recibió del alto staff socialista, juzgando exclusivamente la imagen, telegenia y simpatía personal de los dos candidatos, Trinidad partía como caballo ganador pero, además, durante la campaña de los importantes apoyos de ZP, Blanco y Ruibalcaba, lo cual, lógicamente, constituía un plus para ser la indiscutible candidata que se enfrentase a Esperanza Aguirre en las próximas elecciones. Pero no ha sido así. ¿Qué ha sucedido para que se haya producido este sorprendente resultado?
ZP tuvo un grave traspiés cuando pidió (¿exigió) a Gómez que dejase el campo libre a Trinidad y, ante la negativa de éste, dio otro traspiés al decidir apoyar a su ministra. Esto molestó a los sufridos socialistas madrileños y, sin duda, fue su reacción alteró el resultado. Con independencia de las consecuencias futuras que se deriven para ZP por su postura, quien las ha sufrido ya es la ministra doña Trinidad Jiménez, quien ya se veía como presidenta de Madrid y ahora continuará siendo “solamente” ministra de Sanidad (¿?) o, en el peor de los casos, no la llamarán Trinidad sino simplemente Trini…