Alcañiz. Un BIC para la nevera
El Consejo de Gobierno del Ejecutivo autonómico ha aprobado este miércoles el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC) la nevería y la bodega de Alcañiz.
La nevería y la bodega son construcciones subterráneas singulares, excavadas en la roca en el centro de la ciudad.
La bodega se sitúa bajo la logia de la Lonja y su finalidad original debió de servir de almacén en el subsuelo de la propia Lonja. Se construyó en dos fases: la primera, entre los siglos XIII-XIV, anterior a la construcción de la Lonja, y la segunda ya del siglo XV, coincidente con la construcción de la Lonja. La nevería se adecuó como almacén de hielo urbano en el siglo XVII, perviviendo esta funcionalidad hasta el siglo XIX.
La nevería se encuentra en el lateral oeste de la plaza de España. Es un amplio espacio subterráneo de unos 80 metros cuadrados y de planta irregular ligeramente rectangular.
Formalmente, es una sala con bóveda de cañón, totalmente excavada en el bloque de roca arenisca, al que se accede mediante escaleras talladas en la roca. El nivel del suelo de la nevería se encuentra a 1,70 m bajo el nivel del suelo de la bodega. La nevería presenta una pequeña abertura al exterior practicada en la roca, ubicada justo encima de un pequeño pozo de planta cuadrada, de 1 metro de lado por 1,6 metros de profundidad.
Esta construcción servía de almacén urbano de la nieve y el hielo, que era transportado en carretas desde las tres neveras o pozos de las inmediaciones de la ciudad y, además, constituía también el punto de venta de hielo para la población alcañizana. Era de titularidad comunal. El sistema de almacenamiento de hielo era similar al de otras neveras y pozos.
Por su parte, una escalera lleva a la bodega, de unos 40 metros cuadrados, que se utilizaba para almacenar los alimentos que se vendían en la lonja. El consumo de hielo fue en aumento desde el siglo XVII. Entre ellos, los avances médicos (el hielo era necesario en los hospitales como remedio terapéutico); la invención de la imprenta, que facilitó la publicación de ensayos médicos sobre los beneficios del hielo en la salud; el incremento de la población y la necesidad de conservar alimentos más tiempo; y la diversificación de los gustos culinarios, especialmente entre las clases acomodadas y aristocráticas.