Cultura

Astroturismo en el Monasterio del Olivar

El Monasterio del Olivar en Estercuel se ha convertido en una cita turística para contemplar el firmamento.
A principios de verano el Monasterio del Olivar presentó un programa para esta campaña estival con un variado abanico de actividades cuyo eje principal se centraba en el astroturismo.
El visitante puede acercarse hasta este lugar para disfrutar de cenas, baños de estrellas, talleres fotográficos nocturnos, paseos y visitas guiadas todo ello con el telón de fondo de la bóveda celeste y el edificio de los siglos XVI y XVII.
Hace un año que la Fundación Starlight reconoció la labor del Monasterio del Olivar al otorgar el certificado que les avala como embajadores para la protección del cielo nocturno, la difusión cultural de la astronomía y el desarrollo económico sostenible local a través de este turismo.
En un mes y medio han participado en estas actividades varios cientos de
visitantes.
El día 11 tendrá lugar un concierto interpretado por el violinista Raúl Márquez, quien pondrá el
broche de oro a este elenco de actividades con su actuación en el claustro renacentista
del monasterio.
Texto de la nota de la época: “(De nuestra Redacción en esa ciudad) Pilar Aznar Garzón
Ha llegado nuestra paisana Pilar Aznar y con estas seis palabras la noticia podía estar conclusa. Empero...
Se fue de niña, en la edad rosada de los diez y seis años, ganosa de popularidad, buscadora de gloria, ilusionada, aventurera... Con su mamá, la popular Gregoria; sentíase capaz de conquistar un mundo, ese mundo superficial y fantástico de las tramoyas y las bambalinas, de los bastidores y del colorete.
¡Y ha vuelto!... unos años por predio y la niña, hecha mujer, habrá podido perder la ingenuidad dulce y halagadora de sus esperanzas, más de seguro encontró la vanidad satisfecha.
En Valencia, en Zaragoza y en Bilbao nuestra paisana ha recibido ovaciones entusiastas y enhorabuenas calurosas, como fueron, Pilar nos lo dirá con su boca de melosa trovadora de «La canción del olvido», que para algo es de «nuestro pueblo» y nosotros somos fervorosos alcañizanistas. Como pudieron ser, es el misterio a desentrañar de entre la hojarasca y vacuidad del vivir cotidiano.
La realidad dice que salió innominada y al retorno era una primera tiple, figura de una compañía de seis mil pesetas diarias y «too pagao»... Y agrega que en su aprendizaje no halló otro sostén que su vocación ingénita.
Esos modelos, estimación y fe de sí mismos, son los que admiramos y reverenciamos...”.
(La Provincia, 05/08/1921.- Ministerio de Cultura)”.

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