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Dudas y quebraderos de cabeza entre los comerciantes bajoaragoneses

Comercios y hosteleros bajoaragoneses están trabajando estos días para cumplir con las medidas de seguridad impuestas por el estado de alarma y poder abrir a partir del 11 de mayo. Otros están todavía decidiendo si abren o se esperan porque las limitaciones de aforo les impiden ser rentables y algunos, como peluquerías o centros de belleza, ya están funcionando con cita previa.

En general las medidas a las que deben adaptarse están generando muchas dudas entre los propietarios de los establecimientos y todo podría cambiar a finales de esta semana, cuando se sepa si Aragón permanecerá en la primera fase de desescalada o podrá saltar a la siguiente.

La hostelería es la más reticente a abrir el día 11, porque las limitaciones de aforo a la mitad son un problema de rentabilidad, especialmente en aquellos establecimientos con servicio de cocina, que requieren más personal y, por lo tanto, más medidas.

Según Antonio Santa Isabel, presidente de la Cámara de Comercio de Teruel, en el Bajo Aragón no habría más del 20% de hosteleros dispuestos a abrir el día once.

En Alcañiz varios de ellos han presentado instancias al Ayuntamiento pidiendo que se les conceda más espacio público para sus terrazas y así poder poner más mesas guardando las distancias de seguridad. La concejal Irene Quintana indicó que, aceptando sus peticiones, se peatonalizará la plaza de España, la del Mercado y la calle Pruneda, además de poder usarse zonas de aparcamiento y que se va a solicitar a la DGA que durante los fines de semana y festivos se puedan sacar terrazas a la zona azul de la avenida Aragón.

Desde el Centro Comercial Abierto Alcañiz Detiendas y la Asociación de Comerciantes de Alcañiz van a repartir a sus asociados mascarillas, guantes y geles desinfectantes.

El resto de medidas de seguridad tendrán que correr por cuenta de los establecimientos. Según Antonio Santa Isabel “están innovando” para adaptarse. Hay tiendas de muebles que han plastificado los colchones o ferreterías que han trasladado el mostrador al límite de la entrada para evitar que los clientes accedan.

Algunos lo tienen complicado. Los joyeros tendrán que usar un plástico fino entre sus anillos y gargantillas y el dedo o cuello de sus clientes.

Los comercios de ropa y zapaterías deberán desinfectar las prendas cada vez que se prueben y todavía están barajando las posibilidades que tienen de hacerlo: dejarlas en cuarentena o desinfectarlas con vapor o con ozono.

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