Empleo

El vivero de ATADI abre puertas al empleo con discapacidad

Los alumnos del Taller de Empleo de ATADI Alcañiz, que han puesto en marcha un vivero para comercializar plantas y productos de jardinería, recibieron sus diplomas en el acto de clausura que tuvo lugar este lunes y al que asistió Patricia Utrillas, directora provincial del INAEM, subvencionador del taller, José Antonio Mora, director administrativo de ATADI y Esther Lorente, directora del taller.

Con este diploma, los ocho alumnos-trabajadores de este taller de empleo, todos ellos personas con discapacidad, podrán acreditar y obtener el Certificado de Profesionalidad de Nivel 1 ‘Actividades auxiliares en viveros, jardines y centros de jardinería’, que les capacita para realizar actividades auxiliares de mantenimiento de jardines, parques y zonas verdes, así como de producción y mantenimiento de plantas en viveros y centros de jardinería, cumpliendo con las medidas de prevención de riesgos laborales, calidad y protección del medio ambiente. Estar en posesión de este certificado amplía sus posibilidades de inserción laboral.

El taller comenzó en febrero del 2019.

José Antonio Mora se mostró satisfecho con el desarrollo del taller de empleo, “un proyecto al que nos enfrentábamos por primera vez y que ha sido un éxito gracias al esfuerzo de los alumnos, del equipo docente y de los profesionales del INAEM”.

La directora del taller explicó que alumnos han contado con un contrato de formación para el aprendizaje y para ser seleccionados debieron cumplir dos requisitos: estar inscritos como demandantes de empleo y tener una discapacidad o incapacidad reconocida de al menos el 33%. Aunque el taller de empleo comenzó con diez alumnos, dos de ellos causaron baja voluntaria.

Los alumnos recibieron formación complementaria sobre competencias digitales, igualdad de género y prevención de riesgos laborales, además de técnicas de aplicación de productos fitosanitarios (nivel cualificado), orientación laboral, emprendimiento y manejo de herramientas de jardinería.

Los conocimientos adquiridos se han certificado mediante exámenes teóricos y prácticas formativas con maquinaria. Tanto la formación teórica como la práctica se han adaptado a las necesidades de los alumnos, que son personas con distintas discapacidades y, por lo tanto, requieren de distintos apoyos.

“Una de las ventajas de los talleres de empleo es que los alumnos se enfrentan de forma práctica a la labor que van a tener que desarrollar en su puesto de trabajo”, explicó Patricia Utrillas.

Uno de los ocho alumnos del taller de empleo “Cultivando primaveras de inserción” ha sido el alcañizano Chavi Benavente, que recomienda a otras personas en búsqueda de empleo que se apunten a talleres como este. “Hay buen ambiente, nos llevamos de maravilla entre compañeros y profesores y he aprendido mucho”, explicó. Benavente cree que esta formación va a ayudarle a encontrar un empleo, añadiendo que “en muchas empresas no te llaman cuando ven que tienes una discapacidad. A mí me gustaría tener un trabajo relacionado con la jardinería”.

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