Bajo el local de las amas de casa
Dentro de él, aprovechando el momento en que los obreros habían salido a comer, esto es lo que había.
Después de al menos diez metros, prácticamente rectos y en perpendicular a la fachada del edificio, tuve que darme la vuelta debido a las dificultades que presentaba el túnel. Poco a poco se iba estrechando cada vez más. Sin embargo, pude ver cómo seguía la construcción hidráulica. No pude ver hasta donde llegaba. La sensación de claustrofobia era enorme y el reducido espacio, -apenas cincuenta centímetros de ancho por un metro cuarenta de alto- provocó que ni siquiera pudiese darme la vuelta en su interior y tuviese que salir hacia atrás. Sí que observé como las losas de piedra del techo estaban perfectamente colocadas a lo largo de todo el trayecto y, pese a que había estado abandonado durante siglos, su aspecto general era bueno. Apenas corría agua por el suelo, que tan sólo acumulaba una capa de unos cinco centímetros de cieno.
Autor: Javier Zardoya.
Más información en: http://zardoya.blogspot.com/p/pasadizos-de-alcaniz.htm