Bajo la tienda de ultramarinos
Bajo el local se extendían dos bodegas superpuestas. La superior tenía un aspecto más reciente y se observaba que había sido reformada en épocas recientes. Durante un tiempo allí hicieron una peña unos chavales hasta que un incendio obligó a desalojarla.
Bajo esa primera bodega, tras descender por unas escaleras, se ubica otra bodega, bastante más interesante para nuestra investigación.
Este espacio subterráneo estaba construido con sillares de piedra arenisca y su techo tenía una bóveda de ladrillo macizo. En uno de sus cuatro lados, paralelo a la calle Amposta y a unos cinco o seis metros por debajo del nivel de la calle, una apertura tapiada seguía atestiguando que ahí se había encontrado una posible conexión externa.
Autor: Javier Zardoya.
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