Alcañiz. Habitan la isla de Los Conejos
Un grupo de cinco hombres ha habitado la conocida como Isla de los Conejos, en medio de La Estanca de Alcañiz. Llevan allí una semana, tienen provisiones para un mes y han comenzado a plantar la verdura de la que se alimentarán: acelgas y zanahorias. Junto a ellos hay ocho conejos. Duermen en dos tiendas de campaña y han comenzado a excavar una cueva en la propia roca de esta isla diminuta.
Buscaban un modo de vida diferente y los une una misma pasión. Tres de ellos son de Alcañiz, uno de Valdealgorfa y otro de La Codoñera. Se conocieron en un congreso sobre la crianza de los conejos. Y es que todos ellos se dedicaban a criar estos animales en diferentes granjas.
“Una mañana, trabajando, noté como uno de mis conejos me miraba con ternura”, indica Jerónimo, de La Codoñera. “Durante un congreso de Barcelona, en el que conocí a mis compañeros, les conté esta anécdota y me di cuenta de que me comprendían perfectamente. Todos sentíamos una simpatía especial por estos animales”. A partir de ahí, fueron reuniéndose semanalmente en Alcañiz, donde uno de ellos habló al resto de la existencia de la Isla de los Conejos y, como no tenían más ataduras que sus animales, decidieron irse a vivir a allí y llevar consigo a algunos conejos. Del resto se encargarán en sus granjas amigos y familiares.
“De momento hemos aguantado una semana”, dice el alcañizano Pedro, “y nos va muy bien. Se está a gusto porque se ha alargado el verano. Pronto podremos refugiarnos en la cueva”.
Tienen un proyecto de futuro que, dicen, “puede resultar una idea descabellada pero que, para convertirnos en auténticos aborígenes de la Isla de los Conejos, es necesaria”. Y este proyecto consiste en colgarse pequeñas pesas de piedra en los dientes, concretamente en las palas, para alargárselas y asemejarse a sus animales favoritos.
“Nos haremos llamar “conejos””, dice riendo Jerónimo. Sus edades van desde los 25 a los 40 años y buscan mujeres para garantizar la continuidad de su nuevo poblado.
Los ocho conejos ya habitan en su madriguera, un hogar muy diferente a las granjas.
Esta noticia es fruto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.