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El eterno viaje en autobús hasta llegar al instituto de Alcañiz

Los siete estudiantes de La Ginebrosa y las dos estudiantes de La Cañada de Verich que deben acudir al instituto y al centro de Formación Profesional de Alcañiz pasan alrededor de una hora y veinte minutos en el autobús desde que salen de su casa y llegan al centro y otro tanto para regresar a comer a su casa, sobre las cuatro y diez de la tarde.

Hasta el curso pasado había dos rutas distintas, una para viajeros y la otra para escolares, pero se han unificado este curso y si antes el autobús pasaba por La Ginebrosa, La Cañada de Verich, Torrevelilla, La Codoñera, Torrecilla de Alcañiz y Alcañiz, ahora debe entrar en Belmonte de San José y Castelserás por si hay viajeros, no escolares, ya que en estos dos municipios siguen otras rutas para acudir al instituto. Hasta el curso pasado el trayecto era de unos cincuenta minutos, pero la situación actual, indica el alcalde es una “auténtica barbaridad”, ya que, deben subirse al autobús a las siete y media de la mañana y no regresan hasta pasadas las cuatro, perdiendo tiempo de descanso, de estudio, de extraescolares, de juego o de disfrutar de la vida, lo que afecta no sólo a su rendimiento académico sino a la calidad de vida de estos jóvenes.

Hace una semana se reunieron alcaldes de los municipios afectados y varias madres de alumnos con el presidente comarcal del Bajo Aragón, José Miguel Celma, quien se ha brindado a moverse para buscar soluciones.

Los más afectados son los de los municipios más alejados, La Ginebrosa y La Cañada de Verich, que son quienes sufren los desvíos.

En un primer momento, salían de casa a las ocho menos veinte de la mañana y llegaban tarde a clase. Desde el instituto, indica el alcalde de La Ginebrosa, se indicó que el autobús saliese diez minutos antes, lo que se llevó a cabo. Pero esa no considera Germán que sea una solución.

Los familiares de los alumnos afectados, que deben hacer malabares para distribuir el horario de vida de cada jornada, en algunos casos yendo a buscarlos al centro o llevándoles algo para que puedan comer en el coche durante el trayecto de vuelta, piden soluciones para no ser “ciudadanos de segunda”.
“A los recortes en sanidad que sufre nuestro sector, sumamos ahora la falta de transporte escolar en condiciones”, lamentaba Maribel Edo, la madre de uno de los alumnos afectados, que ya vivió una situación similar cuando ella estudiaba en Alcañiz en 1996. “Hemos vuelto al pasado”, decía.

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