Alcañiz. Pajaritos por aquí, pajaritos por allá

Hay auténticos expertos en aves entre los niños bajoaragoneses. Las jornadas de naturaleza que lleva años organizando la asociación de Amigos del Río y de los Espacios Naturales de Alcañiz calan en los más pequeños, que amplían sus conocimientos año a año, pues son muchos los que repiten en estas actividades sobre flora y fauna, especialmente sobre aves.

Este fin de semana hubo un recorrido guiado, un taller de huellas y un anillamiento científico de pájaros en La Estanca de Alcañiz.

La tarde del sábado los participantes, adultos y niños, recorrieron el camino que une el camping con uno de los observatorios, mientras recogían la basura que encontraban a su paso y observaban el paraje y las aves del embalse a través de la mirilla de un telescopio terrestre, como una hembra de pato colorao con sus catorce patitos o los carriceros, unas aves rojizas a las que da su nombre su escondite, el carrizo. Al finalizar el recorrido, los niños pudieron reproducir huellas de diferentes animales con escayola.

La mañana del domingo se dedicó al anillamiento, que consiste en colocar una placa metálica con datos en las patas de las aves para estudiar sus desplazamientos. Las aves se capturan durante la noche y la mañana con unas redes transparentes colocadas en su camino y mientras se anillan se aprovecha la ocasión para explicar sus principales características, rutas y costumbres.

Santiago Osácar se encargó, como otras veces, de este anillamiento didáctico que mantiene boquiabiertos y entregados a los más pequeños mientras observan a las aves de muy cerca e, incluso, las sostienen unos segundos y las liberan, respondiendo, algunos resabidos, a las preguntas del naturalista.

A veces, las aves se encuentran ya anilladas, en ocasiones marcadas en otros países. Curiosamente, el domingo apareció un agateador, un pájaro que trepa por el tronco de los árboles que había sido anillado por el mismo Osácar el pasado invierno en la ribera alcañizana. Así se supo que había preferido mudarse ahora a La Estanca.

También se prestaron a esta actividad el gorrión, el carricero, la curruca, el carbonero, el herrerillo, el zarcero, el ruiseñor, el ruiseñor bastardo y el pequeño y colilargo mito. Hubo bebés, mamás y papás pájaro. Los progenitores se dejaron ver bastante despeluchados, es lo que tiene la crianza, que agota. Así lo explicó Santiago Osácar mientras sobre el agua de La Estanca se volvía a dejar ver la misma hembra de pato colorao con sus catorce patitos avistada el día anterior por los Amigos del Río y demás amigos.

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