Alcañiz. Pájaros y humanos se estudiaron unos a otros
Todos los niños que quisieron pudieron tener un pájaro entre sus manos y liberarlo después de haber aprendido sobre él.
La Asociación de Amigos del Río y los Espacios Naturales organizó este domingo en la ribera de Alcañiz una nueva jornada de anillamiento científico, que se aprovechó, como es habitual, para dar a conocer a cualquier interesado las aves.
El ornitólogo Santiago Osácar se encargó de anillar a las aves para permitir el estudio de su seguimiento y de dar a conocer sus características y hábitos a los asistentes, muchos de ellos niños.
Santiago acompañó sus explicaciones de dibujos que iba haciendo en una pizarra tanto de los diseños más representativos para distinguir unas aves de otras, machos de hembras, formas de picos según su alimentación, como de mapas con los movimientos de sus migraciones.
Las aves se atraparon con unas “redes japonesas”, casi transparentes, colocadas de una margen a otra del río y se metieron en unos sacos de tela, donde permanecieron hasta que Santiago las iba sacando, una a una, las explicaba y a la vez las anillaba. Luego, los niños podían sostenerlas en la mano, fotografiarse con ellas y liberarlas.
Cayeron en las redes muchas currucas capirotadas, que se encuentran emigrando a zonas más cálidas. También hubo carboneros, verdecillos, papamoscas o un agateador, al que el ornitólogo liberó dejándolo en el tronco de un chopo y este se marchó trepándolo.
Aportó información relevante que entre los pájaros hubiese un carricero, un ave, como explicó Santiago “muy africana” y que no es fácil ver por aquí, lo que le hizo deducir que con el cambio de temperaturas “es como si la frontera con África estuviera subiendo”. El ornitólogo le miró la boca y encontró unos puntos negros, lo que significaba que había nacido este año y que, por tanto, procedía de Europa.
También las aves aprenderían lo suyo de los humanos este domingo en la ribera alcañizana. La actividad continuó con una paella.