Opiniones

UN POCO DE HISTORIA

En la campaña electoral de las recientes elecciones autonómicas madrileñas, Yolanda
Díaz, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, ha declarado que el comunismo
es la democracia y la libertad. Y en parte tiene razón considerando que el concepto comunista de
democracia no coincide con el liberal. Tras la II Guerra Mundial, el mapa del viejo continente se
modificó en beneficio, sobre todo, de la URSS. Toda la Europa del Este quedó bajo la órbita
soviética detrás de lo que Churchill calificó “el telón de acero”. Alemania perdió buena parte de su
territorio y quedó repartida entre las cuatro potencias vencedoras, Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia y la URSS; lo mismo que Berlín. Los tres primeros sectores formaron la República Federal
Alemana y la zona soviética, la República Democrática Alemana. Las naciones con regímenes
comunistas tomaron el nombre de democracias populares. Desde el punto de vista capitalista,
estas “democracias” solo tenían de democráticas el nombre. Carecían de los derechos básicos
como libertad de opinión, expresión, reunión, asociación, libre circulación… Tampoco existía
división de poderes, supeditados al único partido permitido, el comunista. Disidentes y opositores
eran perseguidos y encarcelados. La extrema izquierda considera a Cuba, Venezuela y China
ejemplos de democracia e igualdad y oasis de libertad y prosperidad. No se entiende pues que
haya tanta gente que emigre a los infiernos capitalistas y huya de los paraísos comunistas?
En la década de los 70, los partidos comunistas de Italia, Francia y España, entre otros,
abrazaron el Eurocomunismo caracterizado por el rechazo al modelo soviético, la renuncia a la
dictadura del proletariado y la aceptación del pluripartidismo y de la democracia occidental. Por
desgracia, el movimiento comunista actual nada tiene que ver con el de aquellos años. Ya lo
explicaba Pablo Iglesias: “La palabra democracia mola, por lo tanto, hay que disputársela al
enemigo. La palabra dictadura no mola, aunque sea dictadura del proletariado. No mola, no hay
manera de vender eso. Aunque podamos teorizar que la dictadura del proletariado es la máxima
expresión de la democracia en la medida en que aspira a anular unas relaciones de clase injusta
que en sí mismas, ontológicamente, anulan la posibilidad de la igualdad que es la base de la
democracia, no hay a quien le vendas que la palabra dictadura mola. La palabra que hay que
disputar es democracia". Así, se comprende mejor la afirmación de la vicepresidenta comunista. Y
una apostilla. En septiembre de 2019, el Parlamento Europeo condenó los crímenes del
comunismo y del nacionalsocialismo. Y aquí, parece que no se han enterado.

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Respeto 15/01/2025
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