Dos personas se encuentran en la calle y una invita a la otra al cumpleaños de su perro a lo que la segunda le responde que no puede asistir pues ese mismo día se casa su gata.
Esta situación, evidentemente, es un chiste pero, tal como está evolucionando nuestra sociedad cada vez más materialista, más hedonista y más disparatada, no sería de extrañar que, en poco tiempo, se convierta en realidad. En muchos lugares, ya hay más mascotas que niños. Occidente envejece y languidece pues, a diferencia de otras comunidades establecidas entre nosotros, acoge cada vez menos nacimientos con lo que el reemplazo de culturas es inevitable. Como se dice tristemente, vivimos en un mundo donde las personas llevan a sus hijos a guarderías, a sus padres a asilos y se compran un perro para que les haga compañía.
Los animales de compañía se han convertido en un fructífero negocio proliferando a su socaire gran cantidad de actividades y establecimientos. En Alcorisa, ha abierto la mayor fábrica de golosinas para mascotas de España. Tiempo atrás, eran noticia las excentricidades de multimillonarias que legaban toda su fortuna a sus perros. En la actualidad, las extravagancias se han hecho habituales. Basta observar a los pobres animales disfrazados cuando llueve o hace frío o en las bendiciones de la fiesta de san Antón. Cierto es que algunos irracionales son más nobles y leales que muchos de sus dueños adolecientes de falta de educación y civismo no recogiendo las deposiciones de sus canes ni limpiando sus orines que dejan las aceras sucias y hediondas.
Debemos cuidar a los animales y no maltratarlos. Existen individuos muy crueles que se ensañan con ellos. Pero se están pasando varios pueblos. Hoy, los animales tienen más derechos que los humanos y viven mejor que muchos de ellos. Se castiga con mayores penas abandonar una mascota que a una persona mayor. Y se exige un cursillo para tenerla. En cambio, para ser padres, no se requiere formación alguna.
Aparte están los que se “perciben” animales. Hay quien se siente gato, perro, mariposa, etc. Y reclama que se le reconozca su opción. Antes se les consideraba chiflados. Ahora, se les da cancha en los medios de comunicación y se acepta como algo normal. Somos muchos quienes nos percibimos millonarios encerrados en un cuerpo de pobre y con los bolsillos vacíos pero no creo que esta percepción sea admitida y tutelada por los políticos.