Opiniones

El Carmen

En Facebook, el grupo “Cosas de Alcañiz que se han perdido” publica fotografías -siempre curiosas y, las más de las veces, sumamente interesantes- de nuestro pasado, de nuestro patrimonio desaparecido, que también es memoria histórica. Hace unas semanas, colgaron una imagen de la iglesia de san Francisco a comienzos del siglo XX que contrasta con su desnudez ornamental actual. Igualmente, se han subido fotografías de la ex-colegiata antes y durante la guerra civil.

Todos los altares fueron destruidos y las capillas convertidas en almacenes. En los años 60, con las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, se cometió la barbaridad de derribar el coro. Eran otros tiempos; hoy, afortunadamente, no se permitiría semejante desatino. Aunque se están cometiendo otros que afectan a nuestro acervo cultural.

Todos recordamos la tremenda granizada de agosto de 2003 que arrasó la práctica totalidad de los tejados de nuestra ciudad, incluidos los de los templos, entre ellos el del Carmen, cuya fachada está reproducida en el Pueblo Español de Barcelona. El desprendimiento de la parte superior de su magnífico retablo churrigueresco –que se salvó de la demolición durante nuestra contienda- y de algunos cascotes de la bóveda debido a la humedad acumulada, obligó a clausurarla al culto y al público. Desde entonces, permanece cerrada con un grave y progresivo deterioro como, tristemente, puede apreciarse los domingos de Pascua cuando se abre para la procesión de “Las Palometas”; deterioro que no parece importarle a nadie. Contemplándola, de verdad, saltan las lágrimas. Van pasando los años y el interior del edificio se va desmoronando ante la desidia y pasividad de todos. Si la Parroquia o el Arzobispado no pueden hacerse cargo de la restauración que la cedan al Ayuntamiento, a la Diputación o al Gobierno de Aragón. ¿Tan difícil resulta poner de acuerdo a todos estos organismos para que colaboren conjuntamente? Al fin y al cabo, el Carmen no es solo patrimonio de la Iglesia sino de todos los alcañizanos y debería importar la conservación de esta joya del barroco que se utilizaba también como sala de conciertos por sus espléndidas condiciones acústicas. Cuando sea demasiado tarde y ya no haya remedio, todo serán lamentos y recriminaciones y se cumplirá el proverbio italiano: “Después de que el barco se ha hundido, todo el mundo dice que sabía cómo se hubiera podido salvar”.

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Respeto 15/01/2025
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