Opiniones

Estos son mis poderes

Ya he escrito alguna vez que los partidos –algunos más que otros- son como sectas donde la voluntad del gurú se considera “palabra de dios” que debe ser aceptada indiscutiblemente. El caudillo siempre tiene razón, diga hoy una cosa y mañana la contraria, pacte con quien pacte o acuerde lo que acuerde. Los camaradas acatan sumisos sus consignas y aplauden con fervor so pena de no salir en la foto y perder la poltrona y las sinecuras que dependen del capricho del patrón.

Para evitar el uso arbitrario del poder y proteger la libertad y los derechos de los ciudadanos, Montesquieu, filósofo francés del siglo XVIII, formuló la teoría de la separación de poderes del Estado sin que ninguno dominara a los otros. En España, tal división no se cumple. El Legislativo está sometido al Ejecutivo. El jefe del Gobierno, hasta ahora, lo era también del principal partido del Congreso. La autonomía del Judicial contrarrestaba la concentración de los poderes. Pero ya se encargó Felipe González de enmendar la cuestión en 1985. Los 20 miembros del Consejo del Poder judicial, antes elegidos en su mayoría por los propios jueces y magistrados, lo que facilitaba su independencia, pasaron a ser designados la mitad por el Congreso y la otra mitad por el Senado con lo que se da el “obsceno espectáculo de unos políticos eligiendo a los jueces que los pueden juzgar”, Ruiz Gallardón, ministro de Justicia de Rajoy, dixit. El Partido Popular, con dos mayorías absolutas, no hizo nada pese a llevarlo en su programa electoral. Todas las instituciones han sido tomadas al asalto. Algunas, con la complicidad del PP. El Tribunal Constitucional garantiza que ninguna norma legislativa contradiga a la llamada ley de leyes.

El portavoz del PSOE en la frustrada investidura de Feijoo ha declarado que “en la Constitución cabe lo que el Constitucional dice que cabe”. Conociendo su composición y a quien lo preside, no hace falta ser Rappel para predecir el resultado de cualquier votación. La guinda la ha puesto el fiscal general del Estado -ya sabemos de quién depende- al afirmar que no puede enfrentarse al Gobierno para no beneficiar a la oposición. Así las cosas, el Ejecutivo tiene las manos libres para obrar a su antojo. Todo será constitucional y legal.

Poco hay que hablar de la imparcialidad del cuarto poder, los medios de comunicación. La mayoría de la gente se informa exclusivamente a través de la televisión y las grandes cadenas, salvo contados periodistas, le bailan el agua al Gobierno. No hace tanto tiempo, hemos vivido bajo un régimen que reunía todos los poderes en las manos de un único individuo. Y tenemos el ejemplo actual de los países regidos por la ideología de ultraizquierda de parte de los ministros en funciones.

Sánchez puede decir como Cisneros: “Estos son mis poderes y con ellos gobernaré”.

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Respeto 15/01/2025
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