Para poder disfrutar del estado de bienestar se precisan numerosos recursos que provienen de nuestros tributos. Es de justicia que todos contribuyamos a su mantenimiento y que las cargas se repartan equitativamente y paguen más los que más tienen.
Pero este principio no siempre se cumple. Cuando algunos políticos hablan de que los nuevos impuestos que, ineludiblemente, se nos avecinan van a recaer sobre los ricos me entra la risa tonta. Las grandes fortunas disponen de asesores que se conocen al dedillo todas las herramientas y triquiñuelas legales para eludir los gravámenes fiscales. Por de pronto, pueden hacer uso de las SICAV (Sociedad de Inversión de Capital Variable) por el que solo tributan al 1% en el Impuesto sobre Sociedades. Las SICAV, que han de contar con un capital mínimo de 2,4 millones de euros y un número de accionistas no inferior al centenar, fueron creadas, en 1984, por Carlos Solchaga, ministro de Felipe González, como medio de evitar la evasión de capitales. Parecen unos requisitos difíciles pero hecha la ley, hecha la trampa. El patrimonio pertenece a unos pocos y el resto de los accionistas son simples hombres de paja, de relleno para cumplir la legislación.
Igualmente, se nos cuenta que se va a reclamar la devolución de sus rescates a los bancos. Pensar que estos no van a repercutir en sus clientes las obligaciones monetarias que se les apliquen no se lo cree ni un niño de pecho. Por muchas trabas que el poder les imponga para impedirlo, nadie duda que encontrarán la forma de hacerlo. Ya nos cobran por todo. Entre esto y los bajos tipos de interés, sale más a cuenta guardar los dineros debajo de una baldosa o dentro del colchón, como antaño hacían nuestros abuelos. Parece lógico que se devuelvan los 60.000 millones que supuso para nuestros bolsillos el rescate bancario pero hemos de considerar que la inmensa mayoría de las entidades saneadas eran Cajas de Ahorros, en cuyos Consejos de Administración -con unos suculentos sueldos y las famosas tarjetas “black” para gastos de representación que no declaraban a Hacienda- participaban políticos de todos los colores, entre ellos Pedro Sánchez, y dirigentes sindicales; algunos, tanto de derecha como de izquierda, han acabado en prisión. Cuando quieren crear una banca pública ¿se refieren a un sistema semejante para volver otra vez a chupar del bote? Podrán subir los impuestos a los ricos pero de sobra sabemos quienes seremos los paganos. Como decía mi madre, a pagar siempre “poca ropa”.