Un año más, hemos podido cumplir con los ritos de la tradición y de la Semana Santa, la semana grande de los pueblos del Bajo Aragón Histórico. La lluvia, que amenazaba la celebración de las procesiones, ha respetado los horarios de las alcañizanas y estas han podido desfilar en todo su esplendor sin ningún problema atmosférico. Lo que no ha sido posible en otros municipios de la comarca –y no digamos en muchos lugares de la geografía española- que se han visto obligados a suspender algunos de sus actos. Nunca llueve a gusto de todos pero bienllegada sea la lluvia, necesaria para los campos y para llenar los pantanos y asegurar el consumo humano sin cortes en los meses de calor. Las precipitaciones en marzo han rebasado en mucho las medias del mes.
Las procesiones de Alcañiz han contado con un gran número de asistentes siendo para muchos una auténtica penitencia desfilar más de tres horas bajo los capirotes sin hacer uso de los teléfonos móviles. La Semana Santa, además de un tiempo de reencuentro de las familias y de negocio para la hostelería, es también una oportunidad para promover el turismo en la zona dando a conocer nuestro rico patrimonio artístico y paisajístico. El turismo en nuestras poblaciones, a pesar de las inclemencias meteorológicas, ha superado las expectativas y la ocupación hotelera ha alcanzado prácticamente el 100%.
La comarca del Matarraña se ha ganado merecidamente el calificativo de la “Toscana española”, término ideado por la periodista y pianista Mari Cruz Soriano, cónyuge del juez Juan Alberto Belloch, exministro y exalcalde de Zaragoza. En esas localidades saben cuidar lo suyo. Cosa que no ocurre en Alcañiz. Tenemos un casco antiguo que más que antiguo es viejo. Se ha arreglado el pavimento de calles y se han restaurado casas pero el conjunto, con una gran cantidad de solares vallados y viviendas vacías, ofrece, al pasear por él, una sensación de abandono.
La Semana Santa nos ha traído una buena noticia. El nuevo Consistorio va a redactar un proyecto de obra con el fin de solicitar al Gobierno de Aragón financiación para restaurar la iglesia del Carmen y dedicarla a usos culturales. Es un primer paso y la constatación de que algo se mueve. De año en año, cuando, se abre el templo para las Palometas, se aprecia el deterioro creciente del edificio. Es preciso actuar con prontitud antes de que la ruina sea irreversible. Esperemos que la iniciativa llegue a buen puerto y que alcañizanos y turistas recuperemos esta joya artística. Hemos de preservar y mimar lo que es de todos.