Opiniones

Antifascistas

Hay una cita que se atribuye erróneamente a Winston Churchill pero que no por ello deja de ser cierta: “Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas”. A las personas hay que juzgarlas no por sus ideas sino por sus actos y los autodenominados antifascistas de hoy se comportan igual que esos elementos a los que dicen combatir. Últimamente, han proliferado numerosos movimientos que proclaman luchar contra el fascismo lo cual no significa que luchen por la democracia, al menos por la democracia, según ellos, liberal o burguesa que, con todos sus defectos y limitaciones, disfrutamos ahora. Ello supondría considerar a Stalin un demócrata, salvo en el periodo comprendido entre 1939 y 1941, tras el pacto con Hitler que supuso el reparto de Polonia y la posterior anexión por la Unión Soviética de Estonia, Letonia, Lituania y Finlandia. Caso paradójico sería el de ETA que, por arte de birlibirloque, pasó de ser un movimiento de liberación, mientras luchó contra el franquismo, a convertirse, sin cambiar de ideología, táctica ni objetivos, en una banda terrorista que siguió asesinando hasta hace poco tiempo, haciendo peligrar la transición a la democracia.

La mayoría de los grupos ampulosamente titulados antifascistas, recalan en la órbita de la extrema izquierda partidaria de las “democracias populares”, nombre que se daban a sí mismas las dictaduras comunistas. Aunque se declaren de izquierdas, actúan como fascistas que niegan todo derecho al que piensa distinto y no se refrenan en enarbolar banderas de odio y ejercer la violencia contra el adversario. Se arrogan la exclusiva legitimidad para representar al pueblo, empuñando una retórica política propia de los años treinta del siglo pasado. A quienes no son de su cuerda ideológica o se descarrían del pensamiento único que quieren imponer, los encierran en el saco común del fascismo. La facultad de opinar diferente es el principio básico de una democracia pero estos alumnos aventajados de la intolerancia y la intimidación son incapaces de comprenderlo. Todo vale para asaltar el poder, los cielos, según su discurso. El contrario es un enemigo a abatir, amordazar, censurar y vetar por todos los medios posibles. Bien se les puede aplicar el refrán: “Dime de qué presumes y te diré de lo que careces”.

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Respeto 15/01/2025
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