Opiniones

Cambio de sexo

Una de las ventajas de ir por detrás de otros países es poder observar qué funciona o no en ellos para copiarlo o desecharlo. Ser pioneros en cualquier actividad supone riesgos al desconocerse si el camino emprendido conducirá al éxito o, por el contrario, nos abocará al fracaso. Pero es necesario asumirlos e intentarlo. Otra cosa es pensar que, donde otros han constatado su error y están dando marcha atrás, ellos, con un ego superlativo e inexpugnable, van a llevarlo a cabo. Tal sucede con nuestros políticos que, sin tener en cuenta a expertos ni experiencias ajenas, aprueban normas condenadas al naufragio y trivializan problemas que dicen pretender solucionar. Una ley que, según Sánchez, suponía “un hito importantísimo” acaba de reformarse. El propio presidente ha reconocido sus “efectos indeseados”. En cambio, las progenitoras gestantes de la misma se mantienen en sus trece negándose a asumir su pifia y sacudiéndose las responsabilidades.

Últimamente, han surgido múltiples variedades de género en las que es muy fácil perderse, sobre todo los que crecimos en la creencia de que la biología nos había hecho hombres y mujeres atraídos por el sexo contrario o por el propio. Con la desaparición de la censura, muchos nos enteramos de la existencia de la transexualidad, personas que se sienten del sexo opuesto al de sus cuerpos. Ya en 1977, se estrenó la película “Cambio de sexo”, dirigida por Vicente Aranda y protagonizada por Victoria Abril y Bibiana Fernández, símbolo del cambio social durante la Transición y primera transexual en hablar públicamente de esta realidad oculta y silenciada hasta entonces.

Mucho ha llovido desde aquellos años y, hoy, comprendemos el drama de estas personas.

Emprender el proceso del cambio de sexo es una decisión que no debe tomarse a la ligera y requiere madurez y ayuda psicológica, entre otros motivos por su irreversibilidad, y algo más serio que ir al registro a mudarse de género y nombre cada seis meses sin otro requisito que la voluntad personal.

Este simple trámite tendrá efectos colaterales. La secretaria de Estado de Igualdad publicó un vídeo en TikTok, que borró después, reconociendo que, con la nueva ley Trans, si un hombre se cambia de sexo y agrede a una mujer no podrá considerase violencia de género o violencia machista. La modificación burocrática del sexo puede acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres si una parte de aquellos con empleos de sueldos más altos se declaran mujeres y una parte de estas con trabajos menos remunerados se convierten en varones, y puede también resolver la paridad en las listas electorales y en los consejos de administración de las empresas. Errar es humano pero rectificar, de sabios. Y si algo sale mal, naturalmente, la culpa se carga a otros.

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Respeto 15/01/2025
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