Dirán sin dudar que la ciencia consiste en descubrir aquello que se repetirá invariablemente. Pero eso es fruto de la haraganería, y por tanto es frecuente que la realidad desmienta verdades incuestionables. Oímos a José Manuel Albares decir: "estamos ayudando a la población y a la democracia ucraniana" pero lo hace enviándoles armas "ofensivas". Eso no es ayudar. Ayudar es ofrecer medios para vivir sin robar ni agredir, sin ser robados ni agredidos. Se utilizan términos como: monstruo, tiparraco, psicópata, dictador, y similares, refiriéndose a Vladimir Putin, singularizando a quienes sin duda son un grupo de millones de personas, que no es descartable que estén guiados por protegerse de robos y agresiones. Mientras tanto, sólo mediante los divorcios contenciosos, verdaderas monstruas funcionariales y afines, saquean y convierten a las hijas de padres formados y diligentes, en ladronas parricidas, incapaces de procurar nada que requiera largos años de aprovechamiento de estudios y prácticas que minimicen negligencias, culpas y dolos en el ejercicio de sus profesiones. Está científicamente probado, que serán nuevas conflictivas entregadas a robos y a concitar ladrones, y que colocadas en algún puesto, incurrirán en estorbos, crueldades e indolencias, cargadas de intimidación y descaro. La ciencia, por cuanto signo de evolución y prevención de riesgos y daños, sería la que permite anticipar pérdidas de vidas de quienes viven aportando sin robar ni agredir. Y eso requiere advertir hasta el más mínimo detalle relevante, que permita detectar diferencias, y cambios con el tiempo en las características de los materiales y la materia. Incluida la sesera.
Felices días marcianos, de marzo. En especial, San Patricio, que expulsó a las serpientes de Irlanda.