Opiniones

El beso

Desde el beso de Judas, ningún ósculo había alcanzado tal repercusión como el pico del ya expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, a la jugadora Jennifer Hermoso. Ni el beso de Klimt, ni el beso de Brâncusi, ni el beso de la mujer araña ni el morreo que, allá por el 1979, se dieron Leónidas Brézhnev y Erich Honecker, dictadores comunistas de la URSS y de la República Democrática Alemana respectivamente. Puede decir Yolanda Díaz que el comunismo es la democracia y la igualdad, pero en los países donde este sistema ideológico se ha impuesto o continúa impuesto, han padecido o padecen una dictadura.

Luis Rubiales, aparte de los comportamientos corruptos y trapicheos -conocidos por todos y callados por muchos- perpetrados durante el ejercicio de su cargo, debía haber dimitido no solo por el tan traído y llevado piquito sino también por su conducta zafia y vulgar en el palco de autoridades, tocándose sus partes ante las televisiones del mundo que retransmitían la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA. ¡Qué imagen de España estamos dando! Lo importante es que ha dimitido. Le ha costado pero lo ha hecho. Nunca es tarde si la dicha llega.

El pico que Rubiales, personaje ligado al PSOE y del que todos ahora reniegan, ha sido convertido políticamente y con efecto retardado en un escándalo interesado que hasta ha merecido una manifestación de repulsa. Manifestación que no se convocó por la Ley del sí es sí, que rebajó penas a los delitos contra la libertad sexual con los resultados que ya conocemos y que hubo de reformar. Y no dimitió nadie. Ni hubo movilizaciones de protesta por la negativa del anterior gobierno balear, encabezado por la reciente presidenta del Congreso, a investigar los abusos sexuales y la prostitución de menores tuteladas. Y aparte, las trabas que pusieron a la comisión del Parlamento Europeo que vino a interesarse por el caso. Y para rematar el esperpento, no ha faltado una huelga de hambre con encierro en una iglesia de la madre del susodicho e impresentable individuo.

Habrá que volver a besar como indica “El beso” pasodoble incluido en la revista “La estrella de Egipto”, estrenada en 1947: “…La española cuando besa / es que besa de verdad. / Y a ninguna le interesa / besar con frivolidad. (…) Le puede dar usted un beso en la mano. / O puede darle un beso de hermano. / Así, la besará cuanto quiera. / Pero un beso de amor / no se lo da a cualquiera”.

De circos gratuitos vamos bien sobrados mientras el pan y el resto de la cesta de la compra y la gasolina, cada vez más caros.

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Respeto 15/01/2025
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