Opiniones

El coche de San Fernando

Bruselas, con el fin de luchar contra el cambio climático, ha propuesto que, a partir de 2035, dentro ya de nada, dejen de venderse vehículos nuevos que emitan dióxido de carbono, lo que significa prohibir los motores de gasolina, diésel, gas e híbridos. Únicamente, se admitirán los coches eléctricos. Es de esperar que, para entonces, los precios hayan bajado y se hagan asequibles a las clases medias y bajas; de lo contrario, los automóviles serán exclusivos de los ricos. Si las pilas que utilizamos en la vida cotidiana contaminan y debemos reciclarlas, ¿qué se va a hacer con las enormes baterías de este tipo de vehículos? pues no van a durar eternamente.

Pero eso será un problema del futuro que no preocupa a los dirigentes de hoy.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expresado su deseo de legar a la siguiente generación un planeta saludable con buenos empleos y un crecimiento que no dañe la naturaleza. Encomiable aspiración pero difícil de alcanzar. Para conseguir un planeta limpio y sostenible es precisa la cooperación de todas las naciones. De nada sirve que Europa limite sus emisiones de gases contaminantes si el resto no está por la labor y no considera la salvaguarda del medio ambiente como una prioridad. China es el país más tóxico para la atmósfera doblando al siguiente, Estados Unidos, y cuadriplicando al tercero, la India. Si se dan protestas, como no tienen repercusión en los medios, no existen para el común.

Unos buenos trabajos con sueldos elevados requieren una economía próspera para lo que es imprescindible una energía barata que la haga competitiva. Europa depende energéticamente del exterior e idéntica negligencia se está aplicando a la agricultura. Con reservas para más de 70 años, en España podríamos tener un gas a precios más que asequibles pero, por ley, se prohíbe su explotación e incluso su prospección; lo mismo sucede con el petróleo. Otros estados y seguro que más de un político europeo se benefician de esta decisión.

Poco a poco, intentan cambiar nuestros hábitos y comportamientos. Ya nos inducen a consumir menos carne y a calentarnos con edredones más gruesos. Pronto, aunque también por otros motivos, se objetarán el jamón y el vino. El coche se convertirá en artículo de lujo y no podremos volver al burro como medio de transporte pues será maltrato animal. Habremos de recurrir al coche de san Fernando, un ratito a pie y otro andando. Además, reduciremos el colesterol y nos mantendremos en forma. No hay mal que por bien no venga.

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Respeto 15/01/2025
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