Vayamos al opio de la población que no se droga, el fútbol. Un equipo gana 3-0 pero cómo perdió 5-1 en el anterior partido, no pasa a la siguiente ronda, no sigue jugando la competición.
El que gana al que más puntos suma del grupo de cuatro, puede quedar descalificado. No confundamos ganar elecciones, con ser el partido con más diputados; que puede no ser el más votado, en el país, por esas desproporciones al adjudicar diputados por provincias. Las elecciones presidencialistas, son aquellas en las que se vota a candidatos a presidente, directamente, no a candidatos a diputados, que luego entre ellos, nombran al presidente. En ambos casos, el presidente único, elige a sus ministros, y estos por delegación, a todos los altos cargos, de libre designación, o sea no convocan concurso oposición para determinar las autoridades más idóneas; si es que con ese proceso selectivo se garantizara, que es sabido que no, por la falta de imparcialidad de las autoridades erigidas en tribunales examinadores. Conocidas son las victorias pírricas, en las que se pierde más que se gana, por ejemplo mueren cien mil soldados, suboficiales, oficiales, y hasta altos mandos, para conquistar un territorio, que queda inservible para cultivar por todas las sustancias tóxicas arrojadas en la guerra. Pasmo causa contemplar al angelical Jorge Azcón, espetando sin rubor, ni ápice de vergüenza, que aspira a gobernar en solitario, ninguneando a todos los que no han votado al partido que le aupara al liderazgo; la mayoría no le ha votado ni a él, por no conocerle de nada, y que si le conocieran suficientemente, no votarían ni a su partido. En los otros partidos pasa tres cuartas partes de lo mismo. La superación de la dictadura, no es otra variedad de dictadura, sino que, a cada cual lo suyo. Y lo de cada cual es administrar la parte proporcional de los presupuestos, a los votos recibidos, sin circunscripciones territoriales inferiores al que gobierna la institución. Y en cuanto a legislar, toda norma guiada por no robar ni someter a violencias... a nadie que no robe ni agreda.