Opiniones

Lo que ahora se comprende

Todos hemos visto como los “Terminators” se convertían en la apariencia de quienes les diera la gana, y cuando lo hacían es que la persona había muerto. Ciertamente, los más modernos podían desintegrarse y volver a rehacerse, para cumplir su misión, manipular el futuro de la humanidad, arruinándola. Todo tuvo su origen en una estructura, diseñada para la defensa de quienes vivían en paz sin robar, con unos cuerpos y fuerzas de seguridad, enjuiciamiento y administración, para protegernos. Pero eso no es lo que pasa. El aparataje del estado, decide animar a denunciar a las ladronas, premiar con extorsión a los secuestradores, y crear colocaciones en base a una corporación que han visto en algún otro lugar, real o imaginario. La gente que no roba (o no gasta a su gusto, generando desviaciones en su modelo de sociedad) es una amenaza para su existencia.

Esparcen la propaganda de víctimas que conviven con su maltratador, ¿en qué cabezas cabe algo así? Bastaría utilizar el móvil para grabar lo que ocurre en verdad: quien no aporta reclamando igualdad; sino tiranía. Claro que haría falta, que quienes evaluaran la situación, demostraran a todo el mundo, que ofrecen una alternativa mejor, que tomarse la justicia por la propia mano, atendiendo a la ley básica: no robar ni hijas ni patrimonio. Lo que otorga, a la decisión de poner fin a la convivencia, la natural obligación de liquidar las deudas pendientes, sobreentendiéndose que el cuidado de los hijos, y las tareas del hogar son compartidas y no cabe señalarlas como armas arrojadizas. Lo peor son las unidades de infiltración, diseñadas para hacerse pasar por personas respetables, y hasta autoridades que se han formado concienzudamente, para asumir altas responsabilidades, en las que detectar a ladrones sin ningún género de dudas. Y que no son más que unidades dirigidas desde la nave nodriza, en una perpetua secuencia de actos de mamar (colocaciones estorbo).

Entonces, la sociedad de facciones enfrentadas, en conflicto permanente entre ellas, ignorantes de que son conejillos de indias, de aquellas que ni saben que existen, evoluciona como para que surjan divergentes, capaces de liberarles de ser robados y degenerados. Capaces de enseñar a contraatacar, levantarse, y crear un marco jurídico en el que robar hijas y patrimonio no es el estado natural de quienes quieren vivir a costa del esfuerzo ajeno. “No está mal robar, lo que está mal es que te pillen”, y te castiguen por ello, se sobreentiende, gustan de expresar quienes, cuentan la realidad de los hogares al revés:

Coger a las hijas de otra persona y marcharse para reclamar el dinero que haya, no es secuestrar, es huir del maltratador. Y someter a condiciones de degradación, a quienes se secuestra, no es maltratar, su fracaso escolar no es prueba de ello, ni los vicios y malas costumbres que les llevarán a crear similares pretensiones ladronas. Maltratar, es no pagar a los secuestradores, que por supuesto no sería en ningún caso financiación de terroristas. Y si no que lo diga una de las infiltradas. Quien enseñe a desmontar este estado de conflictividad inducida, y a combatir a las máquinas de malmeter y llevarse lo que se cuenta, mide y pesa, sin contraprestación y a la fuerza, guiará para aplastar a quienes roban, para siempre, no sin sacrificios, pues tirarán hasta de pandemias si no les dan las cabezas para reconvertirse. Algún día, y ese día puede que no llegue nunca, vendrán a animarte a
denunciar a quien no roba. Hasta entonces, aporta lo que puedas y no robes.

Y luego también.

Diles NO a quienes animan a robar.

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Respeto 15/01/2025
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