Igual es una visión muy pesimista, pero con cuanto estoy viendo y los resultados electorales, puedo asegurar que perdemos los de los pueblos y que la España Vaciada no tendrá solución. Entre abrir las puertas de par en par y dejar que corriese el aire, se ha optado por la involución; que curioso que haya triunfado la opinión política más centralista, la de quienes piensan que es mejor quedarse como estamos; la España rural ha votado contra el aperturismo, contra el cambio, con honrosas excepciones en pequeños ayuntamientos que dejan abierta la puerta a la esperanza.
El pasado 5 de junio Día Mundial del Medio Ambiente, fueron testimoniales las celebraciones en el medio rural sobre lo que supone esta fecha y lo que reivindica; para muchos el enemigo ha pasado a ser el ecologismo, cualquier tendencia verde; triunfa los virales en los que un señor con mucho acento despotrica de los de ciudad, sin percatarse de que el también los vota, los elige y los legitima. Hay lugares en los que no se puede defender al lobo, al oso, o reivindicarse como ecologista y antitaurino; y vaya por delante que no soy ninguna de esas dos cosas. Pero he oído conversaciones acojonantes a ese respecto, y me da mucha pena.
Tengo muy claro que ni la herencia, ni el acervo cultural de mi pueblo peligran si nunca más vuelve a celebrarse una corrida de toros. Por no decir que nunca he oído a nadie que se tome en serio lo de prohibir la caza. Pero los hay con la cabeza más bien dura y eso se nota.
Han leído o escuchado ustedes alguna apuesta innovadora, algo ilusionante en estos días de negociaciones y pactos; hay vetos a catalanes y a vascos; hay líneas rojas, pero nada de trazar líneas verdes. Importa más gobernar Madrid que el futuro de los miles de pueblos de la España despoblada; nadie pone sobre la mesa políticas, porque se discute sobre sillones; sin tomarnos en serio el futuro del medio rural, como les va a importar el del planeta. Me queda el seguir peleando y sobre todo la esperanza en esos jóvenes que parece que han dado el paso de llamarnos al orden cada viernes. Confiemos en que su movimiento crezca hasta convertirse en revuelta, y que triunfe el inconformismo y la rebeldía.