"No soy ni hombre ni mujer, sólo soy una persona" cantaba Ana Torroja en Mecano allá por el 1982. Y enumeraba muchas cosas que no era, y por qué. Entonces no enumeraba nada de la relación LGTBIQ+. Tampoco se hablaba entonces de garantía integral de la libertad sexual. Creo que es momento de hablar de no utilizar el sexo para robar o lesionar. Si se utiliza este criterio para graduar los daños, cópulas sin consentimiento, por ejemplo en entorno festivo, sin robar ni lesionar, ni embarazo ni transmisión de enfermedades, ya no digamos letales, no puede castigarse con 15 años de prisión, ni con un día, mientras haya coitos, para robar o lesionar, cómo son todos los previos a los divorcios contenciosos, en los que no sólo se roba a la persona del acto puntual, sino a toda una familia entera, limitando hasta su libertad de circulación, cosa que no sucede a una persona violada. Si me preguntaran por mi género, es cómo si me preguntaran por mis reencarnaciones anteriores, pero no elegiría, y menos cambiaría de adscripción, como hacen quienes responden, como esas señoras a las que les preguntan por lo que no saben, pero ellas responden, no se callan. Generalmente tentadas para robar, roban, y si les dan dinero por la cara, lo cogen. Sin embargo quienes responden "lo siento, no sé a qué se refiere", generalmente no aceptan dinero que no es justa contraprestación. Así que si he de significarme respecto al género, entendido con quién me identifico para mantener relaciones sexuales, y tal vez tener descendientes, diría que con quienes no roben ni agredan. Y para no tener que señalar penas por violaciones y similares, lo "democrático" o "constitucional", lo evolucionado, es educar para inculcar lo repugnante que es eso, desde la infancia, más que nada acostumbrando a centrarse en cualificarse para trabajar, y desde la reunión de medios y formación, disfrutar del sexo necesario para la procreación y acoger a la descendencia. Y cuidar de toda la chiquillería, como tribu. Esto ya se ha hecho, y funcionó.