No hay cuestión más injusta, que en las sentencias de hechos probados o dejados sin probar, las autoridades profesionales, al menos suficientemente preparadas, tengan interpretaciones, no ya discordantes, sino antagonistas. Es cómo si una doctora diagnostica gases. Y para quien sigue buscando, suspicaz o con algunas nociones que duden de lo que le dicen, otra, embarazo. Se conocen casos, también. Y era embarazo. Se alega que no se puede indultar a Griñán, porque eso erosionaría la impresión popular, la de las mayorías votantes, básicamente, bramando que la justicia no es igual con todos, y que los gerifaltes salen impunes, del crucero judicial de final prefijado de antemano, emocionante y placentero, aunque se finja que se masca la tragedia, de lo mismo, salvando las distancias, porque los robos de los de abajo, no son ni parecidos a los robos de los pudientes, con mayor alcance, que las pasmadas de repertorio, más bien justito. Y tal vez no hayan reparado en ello, pero, al parecer, el mandamás no se llevó un euro, pero miles de los que cogieron lo que les dieron, aunque fueran migajas, fueron los que se lo llevaron calentito. En la justicia de la reparación del daño, y evitar el caer en la tentación de robar, a quienes hay que escarmentar es a quienes se llevaron el dinero, que pudieron, en teoría, renunciar a Satanás y a todas sus obras. Por ello al leer en los muchos discursos de inicio del curso judicial, el corta y pega referido a combatir la corrupción, una no puede menos que ver cómo se viene a la memoria: "quita pa'llá, que me tiznas" le dijo la sartén al cazo, por cuanto consentir de manera contumaz, la continuada y reiterada ejecución de la trama diseñada para eludir los controles, de supuestos guiados por el imperio de no robar ni agredir, no es más que operatoria habitual en juzgados y tribunales de justicia, y de cualquier ámbito, en los que la arbitrariedad y el abuso, son pauta de conducta indisociable del cargo. Tal vez alguien, fuera de órbita, les diga: "la que esté libre de corrupción, tráfico de influencias y abuso, naturalmente dirigida a robar "ad aeternum", que tire de sentencia. Si se sometieran al imperio de esta ley, básica y consustancial a la justicia cierta, que no lo hacen, sin excepción, ni una sentencia ni media. Pero esto, no les entra en las cabezas. Por lo tanto, por salud mental, y evolución cómo país, Griñán, indultado, ya que lo han condenado, y no a los destinatarios de la tela, que no desapareció ni desde que se cortó el grifo, tiene sus ramificaciones, y es labor de personal su-fi-cien-te-mente cualificada, que se reconduzca a damnificados, y permita la redención de los beneficiarios, y que no se repita, en la medida de lo posible, el contagio de afanar y sí el orgullo de superar miserias para alcanzar la filantropía y la satisfacción por el cumplimiento de las tareas encomendadas, sin temor a robos o insidias violentas. Y al personal de la administración de justicia, poder judicial cúspides incluidas. Divorcio contencioso, caca. Eso no se sentencia.