La mejor política actual, es la que crea las circunstancias en las que desaparezcan sus practicantes, de modo que la demagogia, las arengas charlatanas y las ofertas embaucadoras, pasen a la historia. ¿Para qué queremos la independencia territorial, si gestionamos la parte de cada presupuesto anual, en proporción al respaldo electoral? Pactos de gobierno, una de los tres grandes bloques en los debates electorales. Se pacta para proyectos que conciten a varias agrupaciones, que previamente disponen de la parte del presupuesto de la institución.
¿Economía? La estructura que evita ineficiencias e ineficacias. ¿Empleo? el pleno, multidisciplinar, a tiempo parcial en cada actividad; por tiempo determinado, guiado por la rotación; y evitando la ocasión de robar. ¿Fiscalidad? Pagar a escote, entre iguales, no vaya a ser que quienes recaudan, se sobredimensionen, y no sepan hacer otra cosa que extorsionar.
¿Inflación? Como las hipotecas, algo que sólo existe en colectivos subdesarrollados, plagados de vagas y maleantes. ¿Políticas sociales? Las que no existen, en tanto toda persona colaboradora y cooperadora, nunca quedará desamparada en la cobertura de su vida digna. Y barrunto que las elecciones, tal y cómo las conocemos ahora, desaparecerán en favor de la cogestión universal, por turnos, que ya vale de elegir a quienes no nos representan, pues nosotros, no quisiéramos vernos en el lugar de los perjudicados por sus decisiones irrespetuosas, ya no digamos vernos hechas presas, para ser tratados como esclavas, desestructurando nuestras familias, convirtiendo a descendientes y mujeres en zombis, que vas a darles un abrazo, y se te echan encima para hincarte los dientes.