En referencia a la marcha a Madrid que ha organizado la Plataforma Ciudadana Teruel Existe para el día 31 de marzo y que lleva por lema "La revuelta de la España vaciada", me comentaba un amigo madrileño, que encuentra bastante paradójico que, desde que España goza de las 17 CCAA, cuya consecución de la tan ansiada autonomía periférica, tanta ilusión suscitó en su día, porque parecía que con ello se solucionarían todos los problemas que acuciaban a los españolitos, habitantes de los puntos más distantes del centro y más recónditos del país; pues me dice, que desde entonces es precisamente, cuando los ciudadanos madrileños vienen observando, que, contrariamente a lo que debiera parecer, es cuando reciben más visitantes de toda España.
Visitantes de todo tipo de gremios, mineros con pico y pala, pastores con ovejas o ganaderos con representación de piara incluida, quienes en autobuses contratados para la ocasión, en coches particulares y hasta algunos a caballo o burro, y de manera masiva, llegan a la capital del reino para manifestarse por sus calles, y ante los ciudadanos madrileños que les miran, al principio asombrados y por último resignados y acostumbrados a soportar las pancartas, el alboroto, las consignas y las performances con gallina y gorrino incluidos, para pedir solución a los problemas y carencias de todo tipo que les aquejan, como si ellos fueran los culpables de tal suerte de atrocidades.
Casi, casi en representación de los madrileños, este conocido mío, me cuenta, que se preguntan perplejos al ver un día sí y otro también estas riadas masivas, por qué diantres no se manifiestan ante las sedes de sus Gobiernos respectivos, que a la postre les pillan más cerca, para exigir ante los Presidentes, Consejeros, Diputados Provinciales, Alcaldes y políticos autonómicos en general, qué diablos están haciendo con la economía y las atribuciones que sus ciudadanos y electores les otorgan cuando les votan en las elecciones autonómicas y locales, tras ser convencidos con grandes proclamas y alharacas de que todos y cada uno de ellos tienen la solución definitiva a todos los problemas en sus programas y proyectos electorales prometidos.
Y termina diciendo este conocido mío, que en Madrid todos son bienvenidos, pero a pedir peras al peral del huerto de casa, que el árbol de ese oso la única fruta que da, son madroños.