La cosa es así de pura y clara:
Un partido político es maravilloso cuando: Promete subir el SMI, es decir, sube los salarios en general por decreto, sin importar que el empresario no consiga lo suficiente vendiendo el producto de su trabajo o sus servicios para pagar a sus empleados esa subida, crea miles de puestos de trabajo públicos para conseguir reverencia y añadirlo a sus resultados favorables de creación de empleo, no cierra chiringuitos políticos, ofrece más privilegios a las CCAA que más protestan para que estén calladitas (Cataluña y Euskadi), ofrece más incentivos a sindicatos, a CEOE y a empresas públicas.
Este partido, si consigue ganar, nunca es asediado con manifestaciones, huelgas, paros, ni protestas, que son los buenos.
¿Cómo va a conseguir pagar todo eso? No le importa demasiado, pero con decir que le va a subir los impuestos a los ricos, ya ha cumplido y ha contentado al ingenuo que le cree. En realidad esos supuestos ricos seremos los paganos de siempre, como siempre y por siempre jamás...y no le importa que la DEUDA que nos embarga y le cargaremos a nuestros hijos y nietos, suba y suba hasta tocar cielo, total otro estará para apañar el marrón si puede, so pena de acabar todos en la cárcel o ser un país esclavo y colonia de la UE.
Un partido político es malo malísimo cuando visto el marrón que el país tiene encima, se pone a intentar ahorrar haciendo recortes, (fallan todos en recortes políticos), se propone bajar impuestos para que el dinero esté en los bolsillos y rule, y que los empresarios se motiven para crear trabajo, corta el grifo allá donde cree que puede haber despilfarro (fallan todos en pensar que el mayor despilfarro está en las instituciones y trasladan los recortes donde menos deberían, sobre todo en Sanidad). No quieren negociar con las autonomías protestonas que sangran al país egoístamente.
Por todo ello, estos partidos son malos malísimos y si consiguen ganar, se merecen movilizaciones y huelgas.
Luego están las tonterías que entre todos se trajinan: Que tú robas más que yo, que yo no mato toros, que tú abortas niños, que los tíos son más malos que las tías, que yo abro fronteras y regalo pagas y pisos gratis a todo el que venga, que tú las cierras y construyes muros, que a mí me proteje un arma, que a ti la Guardia Civil en tu puerta, en fin, minucias que en realidad no lo son tanto, pero nos mantienen en el fragor de la discusión mientras curramos sin descansar, si es que tenemos la suerte de tener un trabajo, para intentar pagar estas enésimas elecciones que mantienen al país paralizado.
Pues eso, ahí están de nuevo las elecciones. ¿Votaremos a los buenos buenísimos o a los malos malísimos?. ¿Quienes serán los mejores o los peores? No se yo, pero este es nuestro "pan y circo romano" en la Hispania de nuestra Era.