En estos días en que estas terribles circunstancias nos han regalado un tiempo extra para ponernos a reflexionar y leer con más calma, gracias a las redes, lo que a la gente se le va ocurriendo en sus encierros, observo que se vuelve a cuestionar la figura del rey.
Este rey, que para bien o para mal, sigue ahí, sentado en el trono, y en carne mortal pero, a diferencia de los demás mortales, su figura será reencarnable en alguna de sus herederas.
Pues bien, como cuando se está ocioso y desde lejos, todo el mundo sabe arreglarlo todo, como si fuera Super Mario Bross, unos Braman con caceroladas desde los balcones, y los menos festivaleros se limitan a pedir por las redes, que se acabe su reinado y que haga las maletas, vamos, que ven el momento que estaban esperando para abolir la monarquía y hasta se creen el mismísimo Robespierre porque ven que su discurso ha ganado unos cuantos likes brillando en su pantalla del móvil.
Otros, en cambio, ven en él, como al héroe al que todos necesitan asir su mano para ser salvados de cualquier desgracia, cuando la baraja pinta en bastos. Vamos, algo así como un Supermán, Spider o un Capitán América a la española.
Estos últimos, no paran de pedir que en su calidad de Jefe de Estado, levante sus reales posaderas del trono, esgrima el cetro y dando un "cetrazo" en la "Mesa Redonda" emulando al Rey Arturo, llame "A Capítulo" tanto a este Gobierno de coalición Sánchez e Iglesias, como a la Oposición Casado, Abascal y Lady Arrimadas. Y que tanto a estos "Caballeros" como a la "Dama" les haga entrar en vereda, les obligue a jurar sus espadas y que juntos salven al reino de España, que para eso se les nombró caballeros, pero que muevan silla presto, que ni estamos en Cámelot, ni esto es ningún cuento de caballerías, tenemos un enemigo muy real, con corona y todo, se llama Coronavirus y está diezmando a nuestra gente.
De momento y como en todas las luchas y guerras a través de la Historia, siempre acaba siendo el pueblo llano, quien armado de palos, horcas, aperos...y ahora mascarillas caseras y epis con bolsas de basura y mucha solidaridad, son los que siempre acaban siendo nuestros verdaderos salvadores, enfrentándose al enemigo en primera línea de batalla.
Sean todos ellos loados y aplaudidos con todas nuestras fuerzas, pues para qué queremos caballeros si ya tenemos héroes.