Recientemente he podido ver en el cine Alcarrás, la que ya llaman la obra maestra de la joven autora española, Carla Simón. La película ganó el Oso del Festival de Cine de Berlín hace unos meses, un galardón de mucho prestigio y sin duda merecidisimo.
Alcarrás ocurre en Alcarrás, obviamente, un pueblo de la provicia de Lleida al que nunca he viajado pero que conozco bastante porque una de mis mejores amigas es oriunda de allí.
Reconozco el dialecto muy bien y ya me he aprendido algunas costumbres porque ella me las cuenta con cariño, como hacemos todos los que no tenemos la suerte de vivir donde nacimos.
El film transcurre en ese pueblo pero podría transcurrir en cualquier otro de nuestro querido Aragón o de cualquier otro punto de la geografía española, porque aunque recoge la ideosincrasia del mundo rural de la plana leridana, donde las grandes extensiones de árboles frutales son el modo de vida principal para un importante grueso de la población, es un retrato realista y perfecto de la vida rural y sobre todo de la vida de cualquier familia que se dedique a la agricultura. Y un retrato del cambio que experimenta a pasos agigantados y sin demasiado freno ese modo de vida.
La historia se cuenta de una manera absolutamente maravillosa, tierna pero a la vez ruda, como es la vida de pueblo. Con un reparto coral y equilibrado donde ningún miembro de la familia destaca sobre el resto porque para ello la directora ha puesto todo el empeño en que el equilibrio se alcanzase casi de un modo imposible.
El realismo es de verdad, valga la redundancia, y es que elegir a los actores entre los habitantes de la zona del Segriá para interpretar a los personajes de la película es un acierto redondo. Verla en versión original, si conocéis el catalán, es un gustazo porque al cerrar los ojos viajas directamente a las calles y fincas de este municipio.
Es un film que recomendaria a todo el mundo pero sobre todo a los que nos hemos criado en los pueblos porque las vivencias, los detalles y la historia, calan hondo en aquellos que podemos identificar momentos nuestros en muchas de las escenas cotidianas que Carla Simón y su equipo han llevado a la gran pantalla con tanto esmero y mimo.
En mi caso el personaje del abuelo me recuerda profundamente al mío propio, tanto en su físico como en los silencios y las miradas, o en la forma de hablar, y además algunos de los momentos que vive con su nieta, son muy similares a los que yo pude vivir de niña en mi querida Valjunquera.
En definitiva, dicen que Alcarrás es el milagro de este año del cine español y que puede que salve con su taquilla la temporada. No sé si al final cuadrará en el plano financiero pero en el plano artístico que es lo que realmente importa cuando hablo de arte es absolutamente brillante.