Pensando y pensando, pienso. Y pienso en posibles trabajos para nuestros jóvenes. ¿Qué podemos tener en el futuro si ya casi hemos tocado techo en cuanto a productos de consumo? Coches, teléfonos móviles, ropa, envases plásticos, vidrio.
Cuando la materia prima se acabe ¿qué haremos? ¿con qué combustibles haremos funcionar todo lo que se mueve, nos comunica, nos alimenta, nos viste o nos calienta?
Aragón es extenso. Hemos llegado a investigar si nuestro suelo puede esconder alguna mina de minerales sin explotar ¿coltán, gas, buen carbón, o quizás petróleo?
Insisto, Aragón es extenso y se pueden ubicar en su suelo cientos o tal vez miles de paneles solares. Molinos de energía eólica. Y lo más importante fabricas de reciclaje, el empleo del futuro. Recuperar de nuevo telas, algodón, lana, papel, plástico, vidrio, recuperar materiales metálicos de desguace, materiales de teléfonos móviles, ordenadores, televisores, frigoríficos...
¿Que reciclar en fábricas todo eso contaminaría el aire?. Puede que sí. Pero, desde Ayuntamientos, colegios y asociaciones amigas de la Naturaleza, también se podrían promover anualmente plantaciones de árboles o reforestación de montes que contribuyeran a regenerar la atmósfera y ayudaran a atraer las lluvias.
No hay agua. Tenemos un Pirineo precioso con rica nieve que bien encauzada podemos aprovechar. Tenemos el Ebro, el río de España que más agua lleva.
Planifiquemos un buen Plan hidrológico para aprovechar el agua al máximo. Limpiemos los cauces de los otros pequeños ríos, como el Guadalope, el Bergantes, etc... para que sus crecidas sean aprovechadas y no se malgasten inútilmente anegando campos.
Uff!!! Cuánto trabajo!!! ¿Pero no decíamos que en Aragón no hay trabajo???
Pues sí, hay mucho trabajo, pero es mucho más cómodo estar a verlas venir, sentaditos en el velador de un bar y quejándonos de que aquí nadie quiere venir a montar empresas. Que si no hay infraestructuras, que si los políticos no mueven el culo para ir a Madrid a mendigar que alguien haga algo desde allí. Que nos sigan pagando con subvenciones y preferir contemplar campos de amapolas en lugar de sembrar y fructificar nuestros campos. Que nuestros hijos sean unos buenos ingenieros agrónomos y desarrollen sus ideas y su trabajo en cualquier país de Europa en lugar de verter sus ilusiones y su sabiduría aquí, en su propia tierra y en la de sus padres y abuelos.
Esa ha sido siempre nuestra postura: Derrotista.
También cainita, pues si algún convecino nuestro ha pretendido montar o crear algo, en lugar de recibir apoyo, lo que ha tenido más bien, han sido críticas, envidias y palos en las ruedas.
O cambiamos la mentalidad y nos ponemos manos a la obra, o a hundirnos todavía más en la miseria, pues el maná sólo cae del cielo en algún remoto lugar literario de las Sagradas Escrituras.
Pensemos pues, que pensar es gratis.