Opiniones

Rebrotes

Parece que no aprendemos y por ello vamos hacia atrás como los cangrejos. Somos muy flacos de memoria, como decía Julián de Susana, en la zarzuela La verbena de la Paloma.

Ya no nos acordamos de la tragedia sufrida y, todavía, latente y obstinada en no desaparecer y que ha causado la pérdida de casi de 28.500 vidas, según el cómputo del gobierno. De aplicarse las pautas de la Organización Mundial de la Salud, dicha cifra alcanzaría las 50.000.

El gobierno cuenta, únicamente, los decesos diagnosticados por test PCR mientras la OMS incluye también a los sospechosos de Covid-19, es decir, a quienes presentaban síntomas pero no se les practicó la prueba por lo que no existe certeza de la causa de su fallecimiento. Solo quienes la han padecido en sus carnes o en sus familias son conscientes de la desgracia que nos ha sobrevenido.

A los demás, nos han ocultado la dura realidad. Para no herir nuestra sensibilidad, no nos han mostrado ninguna imagen truculenta de lo que estaba ocurriendo. Una cosa es recrearse con escenas de este tipo -como tantas veces se han repetido en los telediarios- y otra privarnos de la visión de los hechos que nos concienciara de la gravedad de la situación. Las palabras no bastaban.

Lo que no entra por los ojos… Para los no afectados, el confinamiento ha consistido en quedarse encerrados en casa, salir cada tarde a aplaudir a los sanitarios que estaban exponiendo sus vidas y a cantar el Resistiré. Los muertos eran una fría estadística que iba creciendo cada día.

Una vez nos han soltado, hemos echado en saco roto todas las precauciones y recomendaciones lanzándonos a la vida “normal” como si aquí no hubiera pasado nada. Por otra parte, se ha permitido la libre circulación de personas sin ningún control; como mucho, una declaración, una comprobación de no tener fiebre y un examen del aspecto externo. Luego, nos extrañamos de los rebrotes aparecidos como el de algunas de nuestras comarcas y Zaragoza que han debido retroceder a la fase 2 y limitar la movilidad para salir de ellas. Y el de Alcañiz.

Acabado el mando único del estado de alarma, las comunidades autónomas han recobrado sus competencias y, ahora, son ellas las que han de solventar los problemas que vayan
surgiendo. El presidente Lambán y la consejera de Salud nos han pedido responsabilidad. Sobre todo a los jóvenes. Estos han considerado la pandemia como cosa de viejos y que la cosa no iba con ellos aunque pudieran ser portadores del virus e infectar a sus padres y abuelos. Esperemos que la irreflexión de unos pocos no la paguemos todos y nos vuelvan a encerrar.

Otros artículos de opinión

Respeto
Respeto 15/01/2025
Image