Opiniones

Cansado de opinar

Un 14 de marzo de 2011 a las 12:23 de la madrugada hice “clic” en el ratón de mi ordenador para enviar mi primera colaboración en forma de opinión con este diario. Es lo que tiene la informática, que está todo ahí guardadico y cuesta poco rastrear en tu pasado...

Tenía curiosidad por saber de qué hablé en aquella primera opinión, ahora que me he decidido a escribir la última, ya que estoy cansado de opinar. Y cuando he leído aquel escrito, no me ha quedado más remedio que esbozar una media sonrisa, mezcla de desánimo y resignación. “La crispación” era el título, y su contenido una crítica sangrante hacia todos nuestros políticos y medios informativos que tenían sumido a nuestro país en un permanente estado de crispación... Y claro, tras leer eso y echar un vistazo al lugar donde nos encontramos hoy, la necesidad de dejar de opinar se ha hecho aún más inevitable.

Curiosamente, ha caído en mis manos estos días un “magazine” dominical en el que había una opinión de A. Pérez-Reverte. “Manolo y la jauría”, el título. Casualidades de la vida, expresaba la misma idea que tenía yo estos días en la cabeza: la inutilidad de opinar sobre toda la jauría que nos rodea y que sólo tiene el deseo de despedazar a quien no piensa como él. Pensaba que era un artículo escrito estos días, pero mi sorpresa ha sido al ver la fecha: mayo de 2010...

¿Para qué sirve opinar? Quién sabe. Sólo sé que yo me metí en esto porque a pesar de mi escasa experiencia como “escritor”, me halagó que mi amigó José Alberto confiará en mi para llenar un pequeño espacio del diario. Y sin tener la necesidad real de hacerlo, ya han pasado más de 8 años desde aquella “crispación” vertida en mi debut. Y para lo que me ha servido es para crearme algunos enemigos que antes no tenía, y así colaborar con la generación de más crispación en el entorno, incluido en mi mismo.

Así que opino que opinar no sirve para nada útil. Los que ya están de acuerdo contigo, a veces te leen por si les sirve para reafirmarse en sus ideas, y los que no, te leen una única vez sin saber lo que se van a encontrar, para de ahí pasar a formar parte del grupo de “los enemigos”. Reverte se pregunta a sí mismo al final de su artículo por qué sigue opinando, y se auto-consuela diciendo que quizá sirva para al menos no sentirse cómplice. A mí ya ni siquiera ese consuelo me asiste. Creo que tan solo me complacería, como
dice una amiga que es más buena que el pan (el de antes), coger un Kalasnikov y salir ahí fuera a acabar con todo lo malo... Ah, pero yo no puedo hacer eso, que soy pacifista, es verdad. Y además igual es eso precisamente lo que algunos están esperando, que nos crispemos tanto que se nos vaya la pinza a algunos y la liemos parda, y así tener la escusa para acabar lo que no terminaron tras la guerra civil y la dictadura: limpiar España de todos aquellos que ensucian su idea de cómo debe ser este país...

¿Ven? Opinar no sirve para nada bueno, le puede convertir a uno en un ser odioso. Así que, cansado de opinar, digo adiós. En cualquier caso, muchas gracias al diario por haberme invitado a publicar mis escritos durante tantos años, gracias también a lo que hayan empleado su tiempo en leerme, y pido perdón, de verdad, a los que crispé. Todo iría mejor si dejáramos de opinar y nos pusiéramos a remar todos juntos en una misma dirección que no excluyera a nadie de la posibilidad de vivir en un mundo mejor.

Otros artículos de opinión

Respeto
Respeto 15/01/2025
Image