Hace ya unos meses estaba hablando y analizando a cada uno de los concejales de la nueva corporación. Al llegar al nombre de Beatriz Altaba, el político con el que hablaba zanjó muy pronto su opinión con contundencia: “esta no se entera”. Entonces no contesté porque carecía de elementos de juicio. Ahora ya puedo contestar y quiero. Si el Ayuntamiento dispusiera de media docena de concejales como ella, Alcañiz en vez de un vertedero sería una ciudad espléndida, amigable y con futuro.
Es sorprendente la capacidad de trabajo que tiene y su disposición. Avisa por todas partes donde puede de los lugares de recogida de basura de gran volumen. Si sabe de un puesto de trabajo, lo comunica para que cualquiera pueda optar a él, si hay que recoger basura, se remanga y es la primera. Si una persona dice que dónde puede dejar un frigorífico viejo y Beatriz no lo sabe, se va a buscar el lugar y le informa a la persona (que bien podía haber ido ella). Si alguien ha perdido unas llaves, ya está Beatriz pregonándolo para que no tenga que llamar al cerrajero. Si un desfibrilador no funciona, le informa al concejal, que es el que cobra para preocuparse y no sabe ni dónde está. Son algunos ejemplos de su preocupación desinteresada y desvivida por los ciudadanos. Beatriz entró al Ayuntamiento para servir al ciudadano y ese debe ser el mantra que se repite cada día cuando se levanta (si es que se se acuesta para dormir).
Quien me dijo "esta no se entera" debería tomar nota para irse enterando de que ella es la que está cumpliendo con su compromiso y quien no se entera es él.
El espíritu de Beatriz es el de los sanitarios llevado a la política. Se desviven por quitar la enfermedad del paciente, por eliminar el dolor, sea amigo, enemigo, conocido o desconocido. Si luego hay que discutir, ya discutiremos.
Estas palabras se las debía cuando callé ante el político que me dijo "esta no se entera".