Desde que con 3 años mi hermano Miguel me enseñó a leer, para que no diera el peñazo a toda la familia para que leyeran los tebeos de Pumby que él me compraba todos los domingos, he sido una lectora apasionada. He leído todos los géneros, según las épocas de mi vida.
Ultimamente le ha dado por la novela negra. Siempre me han gustado los clásicos americanos (Dashiell Hammett o Raimond Chandler), me ha fascinado Agatha Cristie, y creo que me he leído casi todo de ella.
Hace unos años llegó a mis manos la trilogía “Millenium” y tengo que decir que me gustó mucho. Intenté saber algo de la historia de Suecia durante la II guerra mundial y más tarde con el bloque soviético. La historia parecía dar, al menos en mi opinión, verosimilitud a lo que contaba el autor. Podía ser posible que aquello hubiera ocurrido.
Me quedé con ganas de más, quería saber la historia completa de Lisbet, si al final se volvería a liar con Mikael, si se depuraban responsabilidades de todo tipo, si el psiquiatra Teleborian acaba de por vida en la cárcel… esos flecos que no se acaban de resolver.
Vi las películas, tanto las suecas como la americana, y ambas me gustaron.
Murió Stieg Larsson, y su familia decidió que el autor que había terminado el último libro continuara con la saga que tantos beneficios les daba.
He leído los tres nuevos libros y he de decir que he tenido que leerlos con lápiz y papel, para poder apuntar los nombres de los protagonistas (muchísimos) junto con la profesión o algo que me hiciera saber de quien se trataba.
Demasiados nombres, que además (y eso será un problema mío) me resultaban muy difíciles de retener.
Las tramas de los libros demasiado enrevesadas. Me han resultado difíciles de seguir. Otra página para apuntar cosas sobre eso…
Me ha dado la impresión que el autor quería contar muchas cosas pero no las terminaba de explicar del todo, por lo que se me escapaban detalles.
Me he hecho el firme propósito de releerlos, con lápiz y papel de nuevo, haciendo esquemas si es necesario. Voy a darles otra oportunidad, porque los he leído en vacaciones y lo mismo les dediqué muchas horas seguidas y eso me hizo que la cabeza no me diera tanto de sí. Será que ya voy teniendo una edad.