Está el personal enfadado. Muchos no saben muy bien por qué, pero el clima de tensión de los políticos nos llega al resto del pueblo, y vemos caras de cabreo, gestos de enfado y mucha hartura.
Se pelean en la tele, en la radio, en el parlamento, se llaman de todo menos bonitos/as, se utilizan palabras gruesas para descalificar al enemigo, que no adversario…
Esa tensión llega al culmen en la calle con algunas manifestaciones que parecen sacadas del NODO, con cánticos que nos recuerdan a la más negra historia de España, esa España que algunos quieren revivir, con la policía corriendo detrás de los manifestantes, los “grises” por el color de su uniforme les llamábamos entonces y más tarde de los “maderos” por el mismo motivo, uniformes marrones. Ahora habría que llamarlos los azules oscuros o los negros… Esa España que los que participan en esas manifestaciones ni siquiera conocen, porque no habían ni nacido. Y corriendo detrás de los “rojos”, evidentemente, que la “gente de bien” no salía a la calle a protestar. Sólo a alabar al dictador.
Tenemos una crisis institucional ocasionada por una ley de amnistía de la que ni siquiera sabemos el contenido, ya que ha de ser redactada, pasar por las Congreso, más tarde por el Senado, vuelta al Congreso… que se apruebe… Pero por si acaso nos curamos en salud y salimos a la calle a gritar que se rompe España, como si eso fuera fácil.
Yo no quiero la amnistía, pero desde luego lo que no quiero de ninguna manera, porque yo era joven, pero aún me acuerdo, es que otro señor con bigote y uniforme militar decida sobre vidas y haciendas de los ciudadanos de este país.