Estamos en un momento de cambio. Nos enfrentamos a la incertidumbre frente a la certeza del cierre de la Central Térmica de Andorra y las consecuencias que económica, laboral y socialmente va a tener para las comarcas de Cuencas Mineras y aledañas. El tiempo corre en contra.
El conjunto de la Central Térmica de Andorra consiste en tres grupos iguales, cuyo elemento más característico son las torres de refrigeración del agua caliente. Son tres imponentes estructuras de hormigón de 105 m de altura cuya forma geométrica es la del hiperboloide de revolución, con un diámetro en la base de 80 metros y 60 metros en la boca superior, realizadas mediante la técnica llamada de encofrados deslizantes, con radio variable. Los humos son evacuados por una colosal chimenea de hormigón realizada con la misma técnica, de una altura de 325 metros, constituyendo la segunda mayor estructura en España, tras la chimenea de As Pontes de García Rodríguez.
Tanto las dimensiones de los refrigeradores, como la altura de la chimenea, el procedimiento constructivo y la alta calidad de los materiales suponen un conjunto de excepcional valor como Patrimonio Industrial, al que hay que sumar su valor paisajístico, puesto que ya constituyen parte del “skyline” de la región. Su visionado desde largas distancias supone siempre un punto de
referencia de la villa de Andorra.
La idea inicial de ENDESA es demoler todas esas estructuras y crear un gran parque fotovoltaico que, durante su construcción sí que daría trabajo a bastante gente en las comarcas, pero que posteriormente el impacto laboral se reduciría a unas pocas decenas de personas para control y mantenimiento, de cualificación específica, y no siempre del entorno.
Por todas estas razones se está estudiando incoar como BIC los tres refrigeradores y la chimenea, para salvarlos de la piqueta y transformarlos en centro de reactivación socio cultural y tecnológica de la zona. Un equipo formado por el ingeniero Emilio París y el artista Miguel Ángel Arrudi, con los que colaboro, han desarrollado una alternativa que permita darles un uso
abierto a la sociedad, dotándolas de un rendimiento económico y social y disfrute para las futuras generaciones.
El proyecto que presentan Arrudi y París implica una torre de telecomunicaciones 5G y mirador panorámico en lo alto de la chimenea, al que se llegaría por un sistema de ascensores de alta velocidad. Por su parte, en las torres de refrigeración se plantea instalar aerogeneradores de eje horizontal en la parte más estrecha del hiperboloide y aprovechar las zonas inferiores para instalaciones culturales y tecnológicas que den servicio al territorio. Todo ello estaría acompañado de la intervención artística de Arrudi, tanto en el interior como en el exterior, para convertir este patrimonio arqueológico reciente en un icono del arte contemporáneo.
En breve lanzarán una campaña de adhesión a un manifiesto de apoyo a la declaración como Bien de Interés Cultural del conjunto para su protección y posterior reconversión hacia un futuro de sostenibilidad y vertebración del territorio a través de la tecnología y la cultura.
Geóloga/petróloga especialista en Ciencias del Patrimonio.