El pino de los Sasos bien podría pertenecer a esa catalogación de “Árboles singulares de Aragón”, donde se inscribe en un registro administrativo de carácter público dependiente de la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal, es una preciada base de datos donde se recogen los árboles y arboledas más representativas de nuestra tierra.
Fotografía realizada con Camara Sony Alpha 7 III objetivo tamron 17-28 mm, F2.8, ISO 3200, 20 sg.
Este singular árbol destaca por sus proporciones, aunque es frecuente encontrar por la zona otros pinos aislados de notables dimensiones, ninguno de ellos tiene esa majestuosidad que nos brinda el pino de los Sasos.
El pino tiene las siguientes dimensiones:
- Perímetro base: 6,20 m.
- Perímetro a 1,30 de altura: 5,20 m.
- Altura total aproximada: 14 m.
- Mayor diámetro de copa : 20 m.
La singular figura de “El Pino de los Sasos” aparece solitaria en el amplio y extenso paraje en donde se encuentra. Los campos de cereales y las sabinas en los ribazos forman parte del paisaje que rodea a este ejemplar. Sólo al fondo destaca la figura de la antigua masada del Espital que sirve como paridera.
Así pues, nos encontramos ante el escenario perfecto para una de nuestras fotografías, únicamente la línea de alta tensión que cruza cerca del pino nos enturbia tan bonita composición.
Debemos cuidar tan preciado tesoro, pues su avanzada longevidad pone en peligro la integridad del Pino de los Sasos, se suma además la alta presencia de muérdago en sus ramas y troncos. Esta es una planta hemiparásita que medra a costa del árbol y que en episodios adversos de prolongada sequía puede perjudicar el desarrollo y la pervivencia de este monumento de la naturaleza. Hace unos años se realizó una limpieza y se eliminó el muérdago en sus ramas y troncos, no obstante, es una labor de mantenimiento que se debería realizar periódicamente para conservar esta joya del tiempo.
Debido a su soledad, este árbol constituye una magnifica atalaya donde descansan e incluso anidan infinidad de aves tal como podremos comprobar si una vez al pie del árbol volvemos la vista hacia arriba.
Bibliografía: Fernando Zorrilla Alcaine
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