Pasadizos de Alcañiz
Continuamos con la calle Mayor y sus bodegas y posibles conexiones. Tranquilos..., ya queda poco.
Muy próximo al edificio anteriormente citado, en la misma acera, está el número 37, al que se accede por la calle Amposta. En el local de este edificio se ubicaba antiguamente una antigua tienda de ultramarinos que se llamaba 'Casa Gil'. Lo interesante para nuestra investigación, como en tanta ocasiones, se encontraba debajo. Tras pedirle permiso a su propietario, el Sr. Rajadel residente en Valderrobres, el 5 de mayo de 2010 accedimos a sus bodegas. Fui entonces con mi compañero Iván Molina, un cámara de televisión de La COMARCA TV, con idea de grabar unos planos para hacer posteriormente un reportaje. Tanto el local como las dos bodegas se encontraban sin luz, por lo que tuvimos que instalar un foco halógeno para iluminar todo el recorrido.
Así estaba el local que antiguamente albergaba la tienda de ultramarinos.
Autor: Javier Zardoya.
Más información en: http://zardoya.blogspot.com/p/pasadizos-de-alcaniz.htm
Cuando entré en ellas tras las pistas de los pasadizos alcañizanos esto fue lo que encontré.
Como se observa en las fotografías, a pesar del ruinoso aspecto que presentaba el espacio, lleno de suciedad y trastos viejos olvidados, se trata de una bodega muy antigua construida casi en su totalidad con sillares de piedra. Mi interés se centró en esas especies de aperturas que surgían en algunas de sus paredes. Aunque no tomé excesivas notas cuando me entrevisté con su propietaria, creo recordar que el pasadizo / bodega finalizaba situándose de forma paralela a la calle Mayor y a unos cuatro metros de profundidad. A pesar de que no hice mediciones, no percibí por las paredes maestras que el subterráneo se internase por debajo de la calle Mayor ni que saliese fuera de sus límites. Así pues, posiblemente esa apertura cegada podía haber servido como comunicación con otra bodega o espacio anexo y que en su momento se cerrase al dividir el inmueble. Quizás una exploración más detallada y con más medios pueda arrojar más información respecto a esta nueva bodega olvidada del casco viejo alcañizano.
Autor: Javier Zardoya.
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Junto al anterior edificio se encuentra el nº 39 de la calle Mayor. Es otra de las numerosas casas solariegas de las muchas que componen el casco viejo alcañizano. Aunque ha pasado por mejores épocas, los subterráneos que alberga suelen permanecer ahí, aunque evidentemente no en sus mejores condiciones. Esto ocurre en muchas viviendas antiguas. A pesar de que las zonas habitables han sido reformadas a lo largo de las últimas décadas, sus bodegas permanecen intactas, a veces olvidadas o rellenas de escombros, pero al fin y al cabo protegidas, lo que es bastante interesante para la investigación que nos ocupa.
Autor: Javier Zardoya.
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La sensación de peligro era evidente, sobre todo por las vibraciones que procedían de las obras de reforma de la calle Mayor, que se encontraba entonces en todo su apogeo. Según mis cálculos, ese hueco subterráneo se encontraba fuera de los límites del edificio, al menos dos metros más allá de la acera de la calle Mayor, y a unos cinco metros de profundidad como poco. Por lo que pude ver, no había sido afectado por las obras de la calle al encontrarse por debajo del nivel de las excavaciones que se realizaban para introducir las tuberías de aguas pluviales y desagües. Sin embargo, estaba lleno de tierra y piedras, por lo que no pude comprobar entonces si tenía algún tipo de continuidad con otros espacios.
Daba la impresión de haber sido un espacio donde acumularon todos los escombros de alguna de las reformas de la bodega y que luego se tabicó y olvidó. Al salir al exterior del edificio me encontré con Ángel Romero, un familiar de Ángeles Molías. El señor Romero me comentó amablemente que en su día sus hermanos Paco y Salvador Romero habían realizado obras de reforma en esa casa, y que posiblemente fueran ellos los que tapiasen dicha pared hace décadas.
La falta de medios y el estado de peligro inminente en que se encontraba ese espacio imposibilitó que encontrase alguna pista más allí sobre los pasadizos alcañizanos. Una limpieza y una búsqueda con más medios en un futuro quizás pueda arrojar algún dato más sobre este interesante espacio subterráneo que también permanecía en el olvido.
Autor: Javier Zardoya.
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Tras unos golpes, el tabique saltó con facilidad. Una vez dentro, tras iluminarlo con un foco, pude comprobar que aquello parecía la continuación del antiguo túnel, que en algún momento determinado había sido clausurado. En medio del reducido espacio, en el que se acumulaba un buen montón de escombros y cerámica antigua, se encontraba un pilar vertical construido con ladrillos macizos.
Como se observa en las imágenes, éste se encontraba en muy mal estado. Sin embargo entré a documentar lo que parecía un espacio interesante. El pilar debía haber sufrido importantes vibraciones o hundimientos, porque en al menos dos esquinas se encontraba reventado. Parecía haberse construido posteriormente, con la intención de soportar y reforzar dos arcos de sillares que sostenían el techo. En su interior, a mano derecha, podía verse las gravas y margas en las que había sido excavada la bodega anexa.
Autor: Javier Zardoya.
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A pesar de que la bodega había sufrido ciertas reformas y que se habían lavado con yeso los antiguos sillares, no parecía aparentemente que pudiese haber tenido alguna conexión externa. De ahí que centrásemos nuestras miradas en el túnel que corría paralelo junto a ella. Según mis cálculos, se encontraba perpendicular a la calle Mayor, a unos cuatro metros por debajo del nivel de la misma. Tras bajar tres peldaños de piedra se componía de un corredor central y de dos pequeños espacios, cuya función posiblemente pudiese haber sido para albergar algún tipo de tinajas, tanto al comienzo como al final del mismo.
Al golpear en ellos no encontramos sonido a hueco alguno, excepto en la pared que suponía el final del túnel. La propietaria me explicó que siempre había pensado que la vivienda de enfrente (nº 48) y ésta se encontraban comunicadas mediante un túnel que discurría por debajo de la calle Mayor. Nunca lo había comprobado desde que vivía en la casa porque estuvo siempre tapiado así que, tras pedirle permiso, gentilmente accedió a que con una maza echase abajo el tabique para poder acceder a su interior.
Autor: Javier Zardoya.
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Más. Cruzando a la acera de enfrente en la calle Mayor se encuentran un grupo de edificios lo suficientemente nobles y antiguos como para pensar que en su interior albergasen algún tipo de bodega o espacio que pudiese haber estado conectado con la supuesta red de pasadizos alcañizanos. Cuando entré en ellos el 9 de octubre de 2010 no quedé defraudado.
La alcañizana Ángeles Molías vive en el edificio y es la propietaria de las bodegas que alberga. Cuando me entrevisté con ella me invitó a echar un vistazo a los subterráneos. Me acompañó esa primera vez el arqueólogo José Antonio Benavente, que también pudo fotografiar el espacio. En él hay que diferenciar dos zonas distintas: una amplia bodega construida con sillares que se conservaba en bastante buen estado bajo el patio principal de la casa, y un túnel anexo.
Autor: Javier Zardoya.
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