Pasadizos de Alcañiz
El edificio se reformó en su totalidad, respetando únicamente la fachada, como veremos a continuación.
Bien, pues unos años de que comenzasen las obras, en junio de 2004, la historiadora del Arte Teresa Thomson y el arqueólogo José Antonio Benavente elaboraron un estudio histórico sobre el edificio a petición del Ayuntamiento de aquella época. En el extenso informe se daba buena cuenta del estado en que se encontraba el inmueble y su historia a lo largo de los últimos siglos.
En el apartado que hacía referencia a nuestra investigación en la búsqueda de posibles conexiones del edificio con la supuesta red de pasadizos de Alcañiz se decía lo siguiente: "De la bodega parte un caño o pasadizo en dirección a la C/ Mayor que en la actualidad está totalmente cubierto de escombro. Sería interesante desescombrarlo e intentar recuperar su aspecto original dentro de la línea de recuperación de pasadizos de Alcañiz".
En las fotografías: la escalera principal de la casa antes y después de su "reinterpretación".
Autor: Javier Zardoya.
Más información en: http://zardoya.blogspot.com/p/pasadizos-de-alcaniz.htm
Regresamos de nuevo a la calle Mayor. Entrando por esta vía desde el Muro de Santiago, en el número 43, se encuentra la denominada hasta hace relativamente poco tiempo como 'Casa Julve'. Actualmente el edificio se hace llamar 'Liceo. Centro de Artes Escénicas', recuperando para el siglo XXI el nombre que tuvo una asociación que durante el siglo XIX luchó para poner en pie el actual teatro municipal
alcañizano. En él se desarrollan todo tipo de actividades culturales y alberga la Escuela Municipal de Música y Danza, que con 350 alumnos es una de las más importantes de Aragón.
El edificio abrió sus puertas en octubre de 2010, un año y medio con retraso debido a diversos problemas, y en él se invirtieron más de 2,3 millones de euros a lo largo de los más de tres años que duraron las obras.
La primera es una imagen reciente de la fachada principal de este magnífico edificio (Magén Arquitectos). Y esta otra de cómo se encontraba antes de su rehabilitación:
Autor: Javier Zardoya.
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Aparentemente, el recorrido subterráneo terminaba allí. Pero cuando eché vista de nuevo al pasadizo por el que había accedido pude ver que escondía algún que otro secreto:
Si se fijan con atención, en el agua, bajo una canal de plástico que se extendía en el pasillo, se encontraba un amplio hueco en el suelo.
Cuando estuve allí, yo no pude ver si se trataba de algún receptáculo excavado en el suelo o si a través de él se podía acceder a una estancia inferior. Sin embargo, tengo razones suficientes para decantarme más por esta última posibilidad, es decir, que mediante algún tipo de escalera, el pasadizo estuviese conectado con otra sala que se encontrase a todavía más profundidad.
De ser cierta esta última posibilidad, nos encontraríamos en uno de los lugares que pudiese albergar algún tipo de pista sobre el mítico pasadizo sumergido del Guadalope, o con alguno de los torreones medievales que se alzan justo enfrente. La profundidad a que se encontraba -más de tres metros sobre el nivel de la calle-, y el lecho totalmente rocoso donde estaba excavado, permiten elucubrar y darle cierto sentido a esta teoría.
Tampoco pude averiguar cuál era la procedencia del agua que se acumulaba permanentemente en el espacio. Me decanto por pensar que pudiese proceder de alguna fuga de las conducciones en mal estado que se extienden bajo la carretera Nacional 232 o Muro de Santa María, ya que el cauce por donde discurren las aguas del Guadalope se encuentra a mayor profundidad.
Quizás una exploración subacuática de este espacio, si permanece todavía inundado, o una investigación con más detalle a través de personas que conociesen la historia de la bodega pueda aportar más datos a este interesantísimo espacio subterráneo de Alcañiz.
Autor: Javier Zardoya.
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Tras unos cinco metros de pasadizo, totalmente excavado en la roca, el túnel desembocaba en una sala bastante amplia de forma semicircular.
Posiblemente se tratase de una más de las numerosas bodegas que existen en el subsuelo alcañizano, con la particularidad que ésta se encontraba excavada debajo del muro de Santa María y que el tráfico de la carretera Nacional 232 discurría al menos dos metros por encima totalmente ajeno a su existencia.
Autor: Javier Zardoya.
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Pasando bajo los dos arcos la estancia es todavía más amplia. Aunque en aquella época estaba inundada de agua hasta una altura de unos 20 centímetros, decidí mojarme un poco para documentar el espacio.
Como se observa en las imágenes, a un lado de esta sala inundada se abría un acceso a otra estancia.
Cuando accedí por él, esto fue lo que encontré:
Autor: Javier Zardoya.
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Tras pedirle permiso a la hija del propietario, con el que intenté hablar varias veces sin conseguirlo, el 30 de mayo de 2010 entre en ellas a través de unas escaleras que daban directamente a la calle.
Como se observa en las imágenes, la bodega está parcialmente excavada en la roca madre y posteriormente fue reforzada con sillares de piedra tallada, realizándose la techumbre con una bóveda de sillería.
Tras descender el tramo de peldaños se llega a una amplia sala presidida por un pilar de sillares en el que convergen los dos tramos de bóveda que refuerzan el techo superior.
A un lado de la sala se encuentra lo que parece una antigua fuente, con una pila en su parte inferior, que posiblemente hubiese servido también de abrevadero para animales en la antigüedad.
Autor: Javier Zardoya.
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Continuamos. La búsqueda de ese famoso ramal de los pasadizos alcañizanos me llevó esta vez hasta el número 51 de la calle Trinidad, que como hemos señalado anteriormente formaba parte de la antigua judería de Alcañiz que se ubicaba en el barrio de Santiago. El citado edificio se sitúa haciendo esquina entre dicha calle y el Muro de Santa María, por lo que técnicamente había posibilidades de que bajo él pudiese encontrarse alguna pista más sobre este mítico pasadizo sumergido del que hablaban las leyendas.
Actualmente, pese a que el edificio ha sido restaurado en los últimos años con bastante acierto en las plantas superiores, sus bodegas siguen conservándose intactas.
Autor: Javier Zardoya.
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