Opiniones

Opiniones

Funcionarios

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José Alberto Pellicer

Cuando se habla de funcionarios se tiende a confundir al trabajador normal y corriente que desarrolla su trabajo con más o menos dedicación, como en cualquier puesto de trabajo, con el que, aún siendo funcionario, desarrolla una labor más vinculada a la política que a la atención al ciudadano. Para que existan estos segundos es necesario que la burocracia esté bien desarrollada, que no quiere decir que sea eficaz.
Los ciudadanos bajoaragoneses, tenemos que soportar, mantener a los ayuntamientos, las comarcas, las diputaciones provinciales, la administración autonómica, la nacional y la europea. Mucho ¿no? Demasiado.
Siempre se suele poner como excusa que es para que la administración esté más próxima al ciudadano. No tiene nada que ver. Hoy la proximidad de cualquier parte del mundo está a una distancia de media docena de clics con el ordenador. Y para las personas que no se manejen con las nuevas tecnologías hace falta una oficina de servicios, pero sólo una, no un ciento con coche oficial incluido.
Estos “funcionarios” que no funcionan, que no dejan funcionar, que no se sabe muy bien qué funciones tienen, pero que mandan, coño que mandan. Mucho. Estos “funcionarios” son los que muy gentilmente prestan su imagen a los profesores, guardias civiles, bomberos, sanitarios, guardabosques,… que sí tienen una función muy concreta que hacer. A no confundirnos.



Las bailías

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José Alberto Pellicer

El actual sistema administrativo de España contempla que haya ayuntamientos de dos o tres vecinos. Lo que supone tener una administración que tiene bien poco sentido. Es un caso extremo y no hay muchos. Pero si que hay muchísimos ayuntamientos con menos de mil habitantes. En Aragón una inmensa mayoría. Muchos de ellos son poco eficaces porque están dotados de muy poco presupuesto.
En Aragón en el pasado hubo bailías que eran agrupaciones de municipios con una sola administración, el baile era el representante directo del rey para administrar esos territorios.  Hay algunas bailías muy bien estudiadas como la de Cantavieja.
No se trata de dar un paso hacia la Edad Media, sino de dar un paso hacia adelante y buscar una administración más sensata, operativa y eficaz. Se debería estudiar la agrupación de municipios para que formaran un solo ayuntamiento con un mínimo de unos cinco mil habitantes.  Algunos países europeos están comenzando a hacerlo como una medida más para combatir la crisis y optimizar los recursos.
Ya está el listo que frotándose las manos está pensando en una nueva administración. Rotundamente no. Ayuntamientos, o bailías, de un mínimo de 5.000 habitantes y adiós comarcas, adiós diputaciones provinciales y bienvenida efectividad.




El conflicto genera conflicto

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Rubén Pascual

¿Del conflicto os alimentáis?
La crítica es veneno en nuestras aguas.
Y el mar ya está demasiado contaminado.
El criticoneo, tan en uso y como costumbre, no es lo mismo que gozar de pensamiento crítico.
Arrojar las frustraciones a los demás, es barrer y meter la mierda bajo la alfombra.
Queja tras queja se forman montañas de basura imposibles de digerir.
¿Qué haces tú para la realidad transformar?
¿Es tu crítica constructiva? ¿O es alimento para la gran cizaña?
¿Estas dispuesto a llegar a la raíz de tus quejas?
¿Estás dispuesto a dejar de quejarte y cambiar tu crítica cizañera por una un poco más constructiva? Positiva me permitiría decir.
¿Estas dispuesto a encontrar el problema en tu interior?
La realidad es un reflejo de nuestras mentes. Tu mente es responsable y co-creadora de la realidad que vives.
Estar dispuesto a asumir la responsabilidad que esto conlleva, es estar dispuesto cambiar  la queja por la acción. La crítica constante por la comprensión.
Te quejas pero no das soluciones. Te gusta el barro, pero no te gusta mojarte.
En esta sociedad se vive de la queja, de la crítica y del conflicto.
Si miramos bien, muchas de las cosas de las que nos quejamos, también están en nosotros mismos.
Eso si, siempre son los demás los que tienen la culpa.
Mirar al mundo y ser sincero.
Estar dispuesto a llegar a la raíz del problema: el individualismo, el materialismo…
Estar dispuestos a cooperar unidos, será la única vía posible en un futuro próximo, resultado del presente de un mundo convulso y separado.





¿Soy inconstitucional?

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José Alberto Pellicer

Si me da igual que gane o pierda la roja. Si no sigo los partidos más de lo obligado. Si apago la radio cuando un locutor poseído, creyéndose barítono barato grita hasta desgañitar mis oídos la palabra mágica de gol. Si no forma parte de mi conversación habitual hablar de la selección española (de fútbol). Si no voy con una camiseta roja con el nombre de otra persona (un futbolista) por la calle. Si no enarbolo la bandera española en signo de victoria ante el rival deportivo, en vez de cómo un símbolo de democracia y tolerancia.
Si además me cuestiono y me molesta que un solo jugador de fútbol, él solo, aunque tenga primos en el paro, gane más que la suma de todos los presupuestos de todos los pueblos del Bajo Aragón. Si además querría que las entradas de fútbol las gravaran con más impuestos. Si además prohibiría que con el dinero público se pague un solo céntimo a estos profesionales del balón. Si además querría que los partidos de fútbol, ya que es una realidad que gustan, se obligase a televisarlos gratuitamente. Si además querría que las altas rentas de los deportistas de élite tuvieran un impuesto especial.
Y como también querría que los ídolos del país fueran los científicos. Como querría que los estudiantes quisieran ser investigadores en vez de famosos. Si también sueño con que en los informativos nacionales diesen prioridad a la noticia de que cientos de personas han muerto en las inundaciones de Brasil en vez de escuchar que un Ronaldo cojea con la pierna izquierda cuando se saca un moco con la mano derecha. Si me duele que las decisiones del gobierno cuando recorta derechos se hacen cuando hay un partido de fútbol, como con Franco.
Como me planteo todas estas cosas, ¿seré inconstitucional?



Las putas nos pueden sacar de la crisis

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José Alberto Pellicer

Había un eslogan a finales de los años setenta del siglo pasado, cómo pasa el tiempo, que decía, “las putas al poder, que sus hijos ya están”.
Las putas son mujeres a las que muy a menudo se denigra y no se tiene en consideración salvo si hay algún apretón y dinero para comprar sus servicios.
No sólo las putas venden su cuerpo. El mundo del trabajo está lleno de personas que diariamente por un sueldo menor del que cobra una puta, vende, y arriesga, su cuerpo y su mente al servicio de los que tienen el poder, el dinero y se permiten el lujo de poder prostituir a muchos trabajadores.
Se calcula que unas cuatrocientas mil personas ejercen la prostitución en España, de las que 40.000 son hombres o transexuales. Los ingresos que tienen por esta actividad rondan los 18.000 millones de euros anuales. Si, no hay errata.  Vamos a hacer cuentas. Si se aplica el IVA, el Estado tendría unos ingresos anuales de 2.880 millones anuales, más la próxima subida.
La cotización a la Seguridad Social, por lo bajo, supondría unos 1.200 millones más de euros.
Además en función de la renta de cada una, a la hora de hacer la declaración de la renta, habría que sumar más ingresos.
Economía sumergida consentida por el estado. A ver si tiene algo que ver el eslogan del principio.
Mucha gente a pesar de estar puteada no tiene el beneficio de la puta.




Sube el gas

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Teresa Ros

No sé si desde que escribo estas líneas hasta que ustedes las lean habrá cambiado la situación, pero a estas horas me entero de que la factura del gas sube a partir del 1 de julio en más del 8%. Teniendo en cuenta que, además, a partir de ese mismo día sube el IVA del 16 al 18%, el aumento en ese recibo va a ser considerable. El gas ya subió otra vez en marzo de este año. Yo me pregunto ¿esto de subirlo poco a poco es para que no nos demos cuenta? Dicen que la alegría dura poco en la casa del pobre, y efectivamente así ha sido. Hace pocos días nos daban la alegría de que no iba a subir la luz, y ahora nos suben el gas. El caso es que siempre pagamos los mismos, los ciudadanos de a pie. Hoy mismo me lo comentaba un trabajador de una administración pública, haciendo referencia al recorte en sus sueldos que ya se hace efectivo en la nómina de junio, y que por cierto, el decretazo está tan poco claro que en todas las instituciones tienen dudas acerca de cómo se tiene que aplicar (esto daría para otro texto de opinión). El caso es que este trabajador me decía: ¿por qué tenemos que pagar los trabajadores los errores de gestión del gobierno? Está claro que éste es un claro ejemplo de aquello de que siempre pagan justos por pecadores.
En reiteradas ocasiones he criticado la nefasta gestión de este gobierno, creo que con toda la razón del mundo. Alguno pensará que esto es normal en una concejal del Partido Popular, pero les puedo asegurar que cada vez son más los socialistas que, en conversaciones privadas, también critican a su propio gobierno. Esto ya es más significativo. En fin, resignación y a pagar  la subida del gas, y todo lo que venga. El pueblo decide, y en este caso también pagamos los que no votamos PSOE. Espero que en la próxima ocasión, el pueblo decida otra cosa.



Eso lo hicieron los mios

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José Alberto Pellicer

Poco antes de la última guerra civil española, ha habido unas cuantas, se podía leer en muchas paredes “no a la pena de muerte” firmado por partidos y sindicatos de izquierda. Luego llegó la guerra civil y se declaró barra libre para matar por parte de todos a todos.
Si se era de derechas, le mataban los de izquierdas y si se era de izquierdas los de derechas. El sinsentido de los enfrentamientos. Quienes llenos de razón y de ética habían firmado “no a la pena de muerte” emborronaban con sangre sus reivindicaciones.
Vaya por delante que me considero una persona de izquierdas.
Cada vez que pasaba por delante de la iglesia y veía la relación de fusilados, pensaba, esto lo hicieron los míos y me exigía a mi mismo que en ninguna circunstancia se debía volver a repetir y que mi prédica debería ir destinada a que nadie en nombre de nada matase a nadie.
Ahora se han borrado los nombres de los fusilados como si quisiéramos limpiar nuestra conciencia. No habrá fusilados porque no habrá lista en la pared de la iglesia.
Mi conciencia histórica no está limpia. Querría que a la lista existente de fusilados de la derecha, mezclados, sin distinguir entre rojos y nacionales, se incluyeran los fusilados republicanos para que todos sintiéramos vergüenza al pasar ante los muertos por la violencia y no volviéramos a repetir este triste bochorno.
Aunque ya no figuren los nombres, mi memoria seguirá recordando que “eso lo hicieron los míos”.





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