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Por un puñado de euros ha cambiado el puesto nuestra exvicepresidenta De la Vega. No cabe la menor duda de que, como dijo la ministra Pajín, hoy por hoy se vive mejor que en el 2004. Sólo hace falta preguntárselo a ella o a la anteriormente mencionada. La mayoría de los españoles nos tenemos que seguir haciendo agujeros en el cinturón, para que cualquiera de estas dos señoras sigan cobrando minúsculas pagas además de pequeñas indemnizaciones.
La primera cobra alrededor de 83.000 euros del ala más una pequeña ayuda de 58.000 euros por haber sido destituida del cargo. La segunda, sumando sus cargas y cargos, aproximadamente unos 24.000 euros al mes, todo esto en un estado de crisis acuciante donde los recortes salariales están a la orden del día, que mal que bien al que le recortan el salario es que tiene un sueldo. Todo esto aderezado por una política de desilusión, melancolía y, sobre todo, de desvío de la opinión pública. Ahora sólo hace falta que cambien los horarios de los partidos de fútbol para terminar de difuminar cualquier tipo de evidencia, como para los comicios catalanes.
¿Qué se le puede estar pasando por la cabeza a una persona que se le esté acabando el tiempo de percepción de un subsidio de desempleo, o acabe de perder un trabajo de mileurista, o haya terminado por suerte una carrera, a la cual no le haya afectado el plan Bolonia y sus padres puedan respirar económicamente hablando, aunque no haya trabajo para incorporase a su comienzo de vida laboral?
Todo son ventajas en Zplandia, sobre todo para algunas.