Sucesos
La lluvia en Alcañiz suele ir unida a desprendimientos. Así ocurrió este lunes, cuando parte de la piedra de la torre campanario de la iglesia de Escolapios cayó a la calle. Este miércoles los Bomberos intervinieron para retirar los elementos desprendidos y evaluar la seguridad de la estructura.
El Ayuntamiento cortó el mismo miércoles los accesos a la plaza Galo Leoz desde la calle Ángel Ruiz, la que sube desde la plaza de España hacia El Cuartelillo.
El martes un dron contratado por la propiedad del inmueble tomó imágenes de la zona para evaluar los riesgos de nuevas caídas de materiales. Desde el Ayuntamiento indican en un comunicado que “como resultado de los análisis técnicos, se ha constatado la imposibilidad de garantizar totalmente que no hubiera nuevos desprendimientos y, especialmente, teniendo en cuenta también el factor añadido de la nidificación de cigüeñas, en estas fechas, en dicha torre eclesial y en sus alrededores. Por ello, y poniendo por encima de todo la seguridad de las personas, máxime en días de gran afluencia como la Semana Santa, el Ayuntamiento ha decidido el cierre de la calle Ángel Ruiz y adyacentes, hasta que la propiedad del inmueble citado tome todas las medidas necesarias para asegurarlo totalmente. En los trabajos de evaluación y cierre de hoy han intervenido personal de la Brigada Municipal de Obras y Servicios, del Área de Urbanismo y de la Policía Local del Ayuntamiento de Alcañiz, además del seguimiento de la situación en todo momento por varios miembros de la Corporación Municipal alcañizana incluido su alcalde, Miguel Ángel Estevan”.
El paraje conocido como “El Caballo”, entre Alcorisa y Mas de las Matas, junto a la carretera A-225, e incluido en una ruta senderista, sufrió al mediodía de este lunes un conato de incendio forestal.
Se calcinaron alrededor de 3.120 metros de monte de matorral.
En su extinción participó una autobomba con dos bomberos del Parque de Alcañiz.
El conato se produce un día después del incendio que afectó a 8,3 hectáreas de pinar, chopera y olivos en el Parque Cultural del Río Martín, también junto a rutas senderistas, tras una quema agrícola descontrolada en un día en el que estas quemas estaban prohibidas.
Precisamente, para evitar nuevos incendios, el Centro Buñuel Calanda alberga una charla este miércoles. Será a las 18:00 h. y tratará de concienciar sobre la prevención en una época del año en la que abunda el uso del fuego en actividades agrícolas.
Por aire y tierra, medios de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y Bomberos de Alcañiz han extinguido este domingo un incendio forestal que ha quemado 8,3 hectáreas del Parque Cultural del Río Martín, en Albalate del Arzobispo.
El fuego ha afectado a una zona de chopos ya quebrados en un un tornado y a un terreno de olivos.
La causa del incendio ha sido una quema agrícola descontrolada, pese a que este domingo, estaban prohibidas este tipo de quemas.
Se ha originado sobre la una de la tarde junto al Puente del Batán, punto de partida d ella ruta circular de los Estrechos del Río Martín, integrada en el parque y que alberga pinturas rupestres declaradas Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad. Esta ruta no se ha visto afectada por el fuego, pero sí ha estado en peligro, al igual que el pinar próximo de la Sierra de Arcos, que hubiese supuesto un desastre para otra zona de interés turístico y valor natural, como es el barranco de Valdoria.
Las cuadrillas helitransportadas de Alcorisa y Peñalba, dos cuadrillas terrestres y dos autobombas, además de Bomberos de Alcañiz trabajaron rápido, evitando males mayores.
La Guardia Civil de Caspe intervino 840 kilos de aceitunas que se transportaban en dos vehículos cuyos ocupantes no acreditaron su lícita procedencia. Una cooperativa de Belchite, sin ánimo de lucro, las ha convertido en aceite para ser donado de manera benéfica a través de Cruz Roja.
El Equipo Roca de la Guardia Civil localizó el pasado diciembre a dos vehículos, ocupados por cuatro personas en total, que transportaban 840 kilos de aceitunas.
La identificación de los vehículos tuvo lugar cerca del municipio de Mezalocha, cuando los agentes observaron cómo transportaban numerosos sacos de plástico que contenían aceitunas, además de las herramientas necesarias para su recolección.
Comprobaron que ninguno de los individuos se dedicaba a esa actividad, ni poseían fincas donde poder recolectar el producto, ni tampoco documentación que acreditase su lícita procedencia.
Por ello y ante la sospecha de que las olivas habrían sido hurtadas, fueron intervenidas y trasladadas a dependencias oficiales con el objetivo de determinar su procedencia.
Las cuatro personas que las transportaban fueron investigadas por un supuesto delito de apropiación indebida.
Al no poder determinar de dónde fueron obtenidas las aceitunas, ni localizar a su legítimo propietario y al tratarse de un producto perecedero, los agentes iniciaron gestiones para que fuesen convertidas en aceite y realizar una donación a entidades benéficas.
Con las autorizaciones pertinentes, la mercancía se trasladó a una cooperativa de Belchite, que, voluntariamente, sin ánimo de lucro, produjo y embotelló el aceite, obteniendo un total de 136 litros de aceite de oliva virgen extra.
El pasado 6 de marzo la Guardia Civil y el personal de la cooperativa las entregaron el producto en la oficina territorial de la Institución de Voluntarios de Cruz Roja España ubicada en Belchite. Será donado a entidades sociales para personas necesitadas.
No tenía permiso de conducir al haber sido condenado judicialmente por cuadriplicar la tasa de alcohol reglamentaria el pasado noviembre.
Pese a ello, el pasado 1 de marzo, iba conduciendo por las calles de Caspe. La Policía Local lo detectó en la avenida Joaquín Costa. Los agentes ya lo conocían y sabían que no podía conducir.
Le dieron el alta. Hizo caso omiso a las órdenes de los agentes y emprendió una huida, a gran velocidad, causando daños en mobiliario urbano y gran alarma social.
La Policía lo interceptó y fue reducido y sometido a las pruebas de detección de alcohol y estupefacientes, arrojando un resultado de 0'68 mgl/l de alcohol y dando positivo en cocaína.
Fue detenido y puesto a disposición judicial. El vehículo fue trasladado al depósito municipal.
Cientos de personas murieron en Alcañiz el 3 de marzo de 1938, cuando las tropas italianas al servicio de Franco bombardearon la ciudad desde el aire. No sonaron las sirenas de guerra en la ciudad, por lo que no dio tiempo a ha protegerse en los refugios antiaéreos y había mucha gente en ese momento, sobre las cuatro de la tarde, en las calles.
Estos hechos, estuvieron mucho tiempo silenciados, también, incluso, por las propias personas que sobrevivieron a aquel suceso, hasta que hace unos años el historiador alcañizano José María Maldonado llevó a cabo una intensa labor de investigación, con entrevistas a supervivientes, y lo rescató del olvido.
Desde entonces, se recuerda a las víctimas cada 3 de marzo en la plaza a la que se le dio el nombre de la fecha. Este domingo se volvió a hacer.
El acto contó con una actuación de los alumnos de la escuela municipal de música y danza, con una entrega de flores por las víctimas y con palabras de representantes políticos.
Además, este año, hubo una manifestación simultánea, en la misma plaza, en la que se leyó un comunicado de las organizaciones de la Ley de la Memoria Democrática de Aragón, en el que se expresó su malestar por la reciente eliminación de esta ley y en su defensa.
La jornada incluyó visitas al refugio antiaéreo musealizado, a cargo de Ana Rosa, guía turística municipal.
Las reivindicaciones de agricultores y ganaderos han continuado esta semana en el Bajo Aragón con nuevas movilizaciones. Este lunes hubo una marcha lenta circular desde el cruce de la carretera A-1307 con la nacional N-232 y Azaila hasta la N-232, con retenciones en esta carretera nacional entre Azaila e Híjar en ambos sentidos.
Las conocidas como “tractoradas”, que han afectado desde su comienzo a estudiantes y trabajadores en sus desplazamientos entre diferentes municipios bajoaragoneses, dejaron la semana pasada sin servicio de catering a la guardería pública Santo Ángel de Alcañiz, que se vio obligada a llamar a los padres para que fuesen a recoger a sus hijos y pudiesen darles de comer en casa. Ante esta situación y previendo que pueda repetirse, en el centro educativo han optado por congelar la comida que llegó tarde del catering y hacerlo, si es necesario, en nuevas ocasiones para tener abastecimiento.